Cuando el Grupo Porcelanosa diseñó su estrategia para consolidar la marca en Estados Unidos, Manuel Colonques asumió personalmente la búsqueda del edificio que hoy se inaugura y que debía ser algo más que una tienda: el emblema de la marca en Nueva York. Inicialmente se le presentaron cuatro posibles ubicaciones, pero nada más conoció el Commodore Criterion desechó las otras ofertas. Inicialmente negoció el alquiler del inmueble por varios años, pero sobre la marcha, y en la misma entrevista con su propietario, acabaron pactando la compra.

Durante meses se ha venido trabajando en la adecuación de este conocido inmueble de la Quinta Avenida con la previsión de una inauguración a largo plazo habida cuenta de la característica de la mano de obra estadounidense, donde existe una mayor especialización y más puestos de trabajo para ejecutar cada una de las tareas.

Otro de los puntos del proyecto de expansión era una presentación al más puro estilo americano, algo de lo que también tiene a gala el Grupo Porcelanosa. Aunque nunca fue fácil acomodar a 700 invitados, se tuvo clara la idea del Madison Square Park, curiosamente propiedad de las comunidades de vecinos que lo rodean y que accedieron alquilarlo para el evento. Cuestión distinta es que, al tratarse de un espacio abierto al público, el ayuntamiento restringió el cierre para la instalación de las carpas a los cuatro días de trabajo para su instalación y uno tan solo para desmontarlas. Es por eso que han estado trabajando hasta 500 operarios durante las 24 horas del día para poder instalar los 2.000 metros cuadrados de carpas.

El lunes fue ya especialmente intenso con la llegada de los primeros invitados. El desplazamiento se organizó en dos vuelos desde Madrid, el primero a las 12.30 y el segundo a las 19.00 horas, que fueron accediendo a dos hoteles: el Edition y el Nomad, al lado mismo del parque. Héctor Colonques encabezaba la primera expedición, mientras Manuel hacía lo propio con el vuelo vespertino junto al alcalde de Vila-real, José Benlloch, que se incorporará el viernes a las fiestas de su municipio.

Por la mañana, entre los invitados en el primer vuelo se encontraba el torero Cayetano Rivera, amigo personal de la familia, recién llegado de cortar cuatro orejas en Ronda y quien, a pesar del cansancio, atendió la petición de autógrafos y fotos de algunos compañeros de vuelo y el personal de Iberia. También viajaba la estilista personal de Isabel Preysler, quien se incorporó directamente al hotel asumiendo su papel de reina de la marca saludando por doquier a todos los invitados, eso sí, sin la presencia aún del también esperado Mario Vargas Llosa, quien llegó ayer y fue recibido personalmente por Colonques. La inauguración hoy de la tienda de Porcelanosa será la presentación en sociedad de la pareja formada por Isabel Preysler y el escritor, por lo que la expectación es máxima. También se vieron a Finito de Córdoba y su mujer Arancha del Sol y al periodista Jaime Peñafiel. Llegará hoy José Bono, exministro socialista y amigo personal de Colonques.

Asimismo, estaba en el vuelo el propietario de las bodegas Marqués de Murrieta, Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, que tenía previsto ofrecer una edición especial de su mejor vino para acompañar un plato elaborado especialmente para la ocasión por el chef valenciano Quique Dacosta, tres estrellas Michelin, también invitado al acto. Pero las fuertes presiones del mercado local han impedido su participación. Otros invitados serán los actores Richard Gere „con su novia española Alejandra Silva„ y Sarah Jessica Parker, la «top model» internacional Irina Shayk y la diseñadora Carolina Herrera.

Las habitaciones ocupadas por la expedición contaban con un regalo para los invitados absolutamente imprescindible: el detalle de Porcelanosa consistía en un adaptador de enchufes que permite conectar aparatos electrónicos al sistema americano. Los invitados españoles, a la espera de la cita de hoy, aprovecharon para realizar visitas a la Estatuta de la Libertad, Long Island, Chinatown, Little Italy o Thimes Square, absolutamente colapsado por las obras. Y cualquier motivo es bueno para hacerse fotos en Nueva York, como con un mimo, un agente de policía, un taxi amarillo... En definitiva, un turismo urbano que a cada paso refuerza el carácter cosmopolita que tiene esta gran urbe.