El crecimiento del uso de internet es exponencial, ¿también lo es el de los delitos informáticos?
Ahora mismo están creciendo bastante. El problema es que cada vez se usa más tecnología y es más difícil pillarlos, con lo cual no se pueden abrir diligencias. La propia Fiscalía está reconociendo que tienen muchos menos procedimientos abiertos porque cada vez es más complejo detectarlos.
¿El movimiento que existe en redes sociales ha aumentado la conflictividad y los delitos informáticos?
La realidad es que se han multiplicado por tres, y lo que más hay, por un lado, son insultos y, luego, suplantación de identidad, que a nivel de jurisprudencia no está bien recogido todavía, no hay una ley que lo tipifique o lo castigue específicamente y cada uno lo interpreta de una manera distinta, ése es el principal problema. El caso más profesional de suplantación de identidad es quedarme con la cuenta de una persona y acceder como si fuera esa persona y comenzar a divulgar datos. Sin embargo, el que más se está utilizando es más burdo, simplemente es llamarme parecido a esa persona y coger una fotografía de la otra persona o con un perfil parecido empezar a divulgar información, poner cotilleos e insultos. Eso es lo que más se está persiguiendo. Ahí sí se nota que han aumentado los casos, pero, sobre todo, la ventaja es que Facebook ha pasado de casi dos años que es lo que estaba tardando de media en dar los datos a facilitarlos cuando se le pide a través del Juzgado en menos de seis meses.
¿Manipular conversaciones de Whatsapp y mensajes de texto es ahora más fácil?
Ahí cada vez se hacen más manipulaciones. Y nos estamos encontrando de todo. Desde la gente que directamente presenta una conversación de Whatsapp en papel aunque parezca mentira y luego la manipulación del mensaje de manera intencionada. Es cierto que se puede manipular técnicamente porque, además, no se guarda en una empresa propia el contenido, sino que se guarda en el teléfono que lo emite y en el que lo recibe. Eso sí que se puede comprobar y existen medios suficientes para conocer si se ha modificado o no la base de datos de Whatsapp porque queda un registro o una señal en la base de datos. Por esa parte estaría pillado quien lo hace, aunque es cierto que cada vez están saliendo más herramientas al mercado que permiten suplantar otro Whatsapp y enviarlo a otra persona como si fueras un tercero. Eso está generando bastante conflictividad y a día de hoy está siendo la estrella de las estafas y de los problemas jurídicos.
