Monseñor Alberto Iniesta Jimenéz falleció la noche del pasado sábado en la residencia sacerdotal de Albacete, su ciudad de nacimiento. Iniesta fue obispo auxiliar para la madrileña vicaría de Vallecas entre 1972 y 1998, jugó un papel esencial en la Iglesia de la Transición y habría cumplido el domingo pasado 93 años.

El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, presidió ayer tarde el funeral y el posterior entierro en la Colegiata de San Isidro de la capital.

Alberto Iniesta se licenció en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca en 1958, año en que fue ordenado sacerdote. Fue superior del seminario de Albacete entre 1958 y 1972, cuando fue nombrado obispo auxiliar de Madrid, cargo para el que fue consagrado ese año por el cardenal valenciano Vicente Enrique y Tarancón. El prelado nacido en Burriana cita precisamente en sus memorias varias veces a Iniesta, al que tuvo que auxiliar en más de una vez por sus problemas con Franco.

Iniesta, como Tarancón, fue uno de esos sacerdotes que llevaron a la práctica el mandato del papa Pablo VI de ir tomando distancia del régimen franquista y permitió que sus iglesias fueran lugar de encuentro de opositores a la dictadura. El obispo ahora fallecido publicó en 2002 Recuerdos de la transición, libro en el que plasma sus vivencias de una etapa en la que se ganó el calificativo de obispo «rojo y ateo».