No hay mayor reclamo para una firma de moda que un famoso luzca su diseño. Para muestra, un botón. Michelle Obama, primera dama de EE UU lució el miércoles un sencillo vestido amarillo „color mostaza„ sin mangas de la firma Narciso Rodríguez en un acto en el que acompañaba a su marido. Antes de que este acabara su discurso „de apenas 50 minutos„, el vestido de su esposa „de 2.000 dólares„ ya se había agotado en la tienda online Neiman Marcus.

Aunque no hace falta ser una personalidad admirada. Los criminales también tienen su público. Una marca de ropa masculina de Los Ángeles, atraviesa su mejor momento de ventas después que Joaquín Guzmán Loera, alias «El Chapo», luciera dos de sus diseños en la entrevista que le realizó el actor Sean Penn. «¡Esta es la camisa! Es la sensación del momento, los teléfonos no paran de sonar. Estamos haciendo muchas ventas, muchos envíos y se esperan más», dijo la gerente de una cadena de tiendas que comercializa la firma. La camisas, 100 % de algodón, cuestan unos 128 dólares y, aunque están agotadas, la firma ha prometido nuevas unidades.

Pero si alguien sabe lo que es marcar tendencia esa es la duquesa de Cambridge. En Reino Unido hasta han bautizado el fenómeno como «efecto Kate». Cada aparición de la esposa de Guillermo de Inglaterra es una oportunidad para que las firmas de moda engrosen sus arcas: el abrigo verde (1.500 euros) que lució en la última misa de Navidad se agotó en horas. La primera muestra fue en 2010 en el anuncio de su compromiso. El vestido azul «voló» de las tiendas, le siguió el modelo beis que llevó en un encuentro con Michelle Obama, el fucsia de la primera fotografía oficial con su primogénito y hasta sus looks premamá. Es el «efecto Kate», el «efecto celebrity».