Vicent Marco no eligió nacer en Benifaió, en la Ribera del Xùquer, simplemente tuvo suerte». Así presenta la Editorial Sargantana al periodista valenciano y autor de De categoría, su primer libro, en el que pretende «desdramatizar» en clave de humor los tópicos sobre los valencianos.

Marco lo deja bien claro desde la introducción de su libro: «ser valenciano no se reduce a amar tu pueblo, ser fallero, hablar valenciano o comer paellas „dice„, es mucho más».

En cada una de las cerca de 200 páginas de De categoría, este periodista extrabajador de RTVV, desgrana las claves de cómo es un valenciano, su identidad, su gastronomía, su lengua; desvela algunos secretos de la ciudad y hasta da pistas para «valencianizarse».

Según explica Marco a Levante-EMV, uno de los capítulos con los que más se ha divertido es con el que repasa la lengua y los vocablos propios de los valencianos. «Usamos una serie de modismos, de vocablos, y de formas de construir frases, que son propias de los valencianos y que nos delatan como tales», señala. Además de las tópicas che, nano o tete, el autor destaca términos que «nos hacen únicos» „y algunos intraducibles„ como desficioso, mudado, coent, mante, potroso, figamolla, comboi, camal o finca (que en otras ciudades es un simple edificio).

En esta línea, es «único» el uso valenciano de verbos como esmusar, embozar o espolsar y que Marco no duda en poner en valor.

Otros de los puntos fuertes en De categoría es el que Marco dedica a la gastronomía. Al margen de la paella y sus «paellicidios», la «cultura del almuerzo» se lleva la palma: «Las olivas y los cacaus son parte de nuestra cultura del almuerzo, que implica que jamás llamaremos almuerzo a la comida principal del día. La comida es la comida y el almuerzo se toma antes de las 12», afirma rotundo. Rosquilletas, papas, un blanco y negro,... cualquier opción es buena.

Otros de los aspectos que Marco se atreve a analizar es el «fenómeno lluvia» en Valencia. «Los valencianos cuando llueve somos como los Gremlins», dice en tono jocoso. «Cuando llueve en Valencia la ciudad se vuelve un caos, atascos monumentales, señoras con bolsas verdes en la cabeza, miles de ciudadanos agazapados en sus casas por temor a mojarse»,...

Los puestos ambulantes son otro cantar para Marco. «En Valencia no venden perritos, venden horchata», explica. «Tras muchos intentos en varios idiomas mi definición para ´guiris´ es: Como una leche fresquita de almendras azucarada, pero elaborada a partir de un tubérculo, tipo cacahuete, que plantamos en los alrededores de la ciudad». Lo del farton «es más sencillo: un bollo largo y seco que se bebe él solo la mitad de la horchata», explica entre bromas.

¿Sufre el síndrome postfallas?

Las Fallas, como no, es otro de los focos de interés del periodista valenciano. En concreto, lo que él denomina el «síndrome postfallas». Pero, ¿en qué consiste? Marco señala algunos «síntomas»: dolor de estómago al pensar en churros, caminar por mitad de la calzada como si no hubiera coches, insomnio a causa del silencio, mirar el reloj compulsivamente antes de las 14 horas, tararear pasodobles, notar la ciudad sin color u olor o sentir la necesidad de quedarse en casa sin salir de fiesta.

Según Marco, es un libro tanto para valencianos como para quienes no los on, vienen de fuera o llevan años viviendo en la C. Valenciana. En definitiva, con De categoría apela al sentido del humor en su máxima expresión, a «reírse de uno mismo para hacer una cultura valenciana más sana», concluye.