A Víctor Barrio le recuerda uno de los apoderados que le apoyó desde el primer momento, el matador de toros José Galán "Josele", como un modelo de torero "porque tuvo afición y cualidades para figura", aunque reconoció que "no siempre la suerte fue su aliada".

Con amargura, pero con el orgullo de haber estado a su lado desde sus primeros pasos en la profesión, Josele advierte que "Víctor empezó tarde, a una edad ya avanzada, pues contaba con 20 años cuando se puso por primera vez delante de una becerra".

Josele alude a otro nombre íntimamente ligado a la carrera de Barrio, el taurino Pablo González, otrora propietario junto a sus hermanos de la ganadería Monte la Ermita, en el término de Villamantilla (Madrid).

"Allí venía el chico a jugar con otros de su edad, queriendo salir en los tentaderos al final de las faenas. Nunca entendimos que escondiera el deseo de lo que fue para él su única pasión. Pues, la verdad, no sabía ni ponerse delante y ya tenía 20 años", rememora Josele.

"Pero nos sorprendió a todos, y de qué manera. Por afición, traducida en tesón, se hizo amigo de los muchachos de su edad que eran de la familia para tener el privilegio de poder salir al ruedo en la plaza de tientas. Y así fue como Pablo y yo nos convencimos de que había torero, y es más, tenía madera de torero importante", añade.

Así que el 13 de junio de 2009, sin haber pasado por escuela taurina alguna, ni siquiera haber tenido lo que se dice etapa de becerrista, vistió su primer traje de luces en una novillada sin picadores en Las Ventas de Retamosa (Toledo). "Ese día mató dos novillos, y estuvo sensacional", recuerda su apoderado.

Los astados de su debut eran de el hierro de El Boyeril, propiedad de Gabriel de la Casa. El empresario era Paco Jiménez, primo de la mujer de Josele, que, según éste, "dio mil vueltas para no anunciarlo. Y es que por ser la primera vez temía que se los dejase vivos. Pero ya le dije -insiste el apoderado- que sino puede, no te preocupes, se lía a bocados con ellos".

Y así fue. Estuvo "sensacional", tanto que a partir de esa tarde empezaron a salir contratos, de cada triunfo dos o tres novilladas más. Llegó a sumar 32 novilladas sin picadores en ese año de 2009.

Algo muy importante en esos comienzos de Barrio fue el apoyo que tuvo siempre de su gente, los de su pueblo, de Grajera (Segovia), seguidores incondicionales.

"En aquella novillada de Las Ventas de Retamar nos dijeron que no había dinero, pero pedimos 100 entradas para venderlas en el pueblo y vinieron 140.", señala Josele.

En 2010 toreó Barrio 23 novilladas sin caballos y 10 más ya con los del castoreño, alternando unas y otras. "Pablo González no era partidario de hacerlo así, pero yo veía que había que saciar su hambre de toreo acudiendo a todas partes y de todas las maneras. Era increíble su afición", manifiesta.

Ya en 2011 la carrera del torero segoviano empezó a coger importante vitola, a partir del triunfo que tuvo en su debut en Madrid en el mes de junio, un domingo después de San Isidro. Cortó una oreja a un novillo de Bucaré. Eso sirvió para actuar en más de 30 novilladas y, al volver otra vez a Las Ventas en la Feria de Otoño, otra oreja más.

Quedaron las cosas muy bien de cara al cuarto año con picadores, en 2012.

El comienzo de esa temporada tuvo tintes muy triunfales, al resolver con salida a hombros un mano a mano con el novillero entonces de moda, Juan del Álamo, en la plaza de Valdemorillo (Madrid) a primeros de febrero.

"Parece mentira cómo se proyectó ese triunfo, pues de ahí volvió a Madrid y ya a todas las plazas y ferias de primera y segunda categoría, como Sevilla, Barcelona, Córdoba, Valencia, Bilbao, Santander, Salamanca y Almería, entre otras", recuerda Josele.

Pero el destino le tenía reservado un parón a partir de la alternativa, el Domingo de Ramos de 2013 en la Monumental madrileña de Las Ventas. No hubo suerte ese día, como tampoco rodaron bien las cosas en otra corrida más que tuvo en el San Isidro de ese año.

Esa fue la razón por la que su campaña esta vez se redujo a esas dos actuaciones más otras tantas en Sepúlveda y en Cantalejo, ambas en su zona de influencia.

En 2014 volvió a Madrid, con tan poca fortuna. Y se mantuvo gracias a las ocho o diez tardes que hizo por su tierra: Segovia, Riaza, Cantalejo, Sepúlveda, Cuéllar... "Para entonces ya habíamos roto los apoderados con él", asegura Josele, aunque nunca dejaron de estar a su lado ni Pablo González ni él.

En 2015 otro triunfo apoteósico en Valdemorillo (Madrid) con una corrida de Cebada Gago. El nuevo mentor, Alberto García, precisamente empresario también de la plaza de Teruel, donde ahora ha firmado su final Barrio, se entusiasmó y le hizo una decena de corridas a pesar de que otra vez pasó por Madrid sin suerte.

Este año no rodaron las cosas a principios de temporada, en Madrid tampoco pasó nada extraordinario, y en esta tercera corrida que cumplía ha encontrado su triste final.

Josele llora amargamente recordando tantas vicisitudes a su lado. "Fíjate de que yo le exigía mucho para que se arrimara. Ay, menos mal que esta tarde no estaba yo allí arreándole", finaliza.