Efe, San Francisco

Los científicos han echado mano de la obra de William Shakespeare para bautizar con el nombre de «efecto Macbeth» la tendencia que, según un nuevo estudio, lleva a las personas a lavarse las manos cuando se sienten culpables. Se sabía desde los tiempos de Poncio Pilatos, el procurador romano que se lavó las manos en aquel histórico gesto con el que quiso distanciarse de la decisión tomada por la muchedumbre, que eligió salvar a Barrabás en lugar de Jesús.

De acuerdo con el estudio, publicado la semana pasada en la revista Science, los seres humanos tenemos un gran deseo de lavarnos, literalmente, después de haber actuado contra nuestras creencias, como si el agua contribuyese de alguna manera a enjuagar esa parte del cerebro donde se aloja la conciencia. «La asociación entre la pureza moral y la física ha sido algo dado por hecho durante tanto tiempo que es sorprendente que nadie lo haya probado empíricamente», dijo Chen-Bo Zhong, investigador de la Universidad de Toronto y coautor del estudio. En uno de los experimentos con los estudiantes de la Universidad Northwestern, en Illinois, los investigadores dividieron a sus «cobayas» en dos grupos.

A uno de los grupos se le pidió que recordara una acción poco ética que habían cometido en el pasado, mientras que al segundo se le pidió hacer una acción ética, como devolver una cartera extraviada. Posteriormente, los estudiantes pudieron elegir entre dos pequeños obsequios: un lapicero o una toallita húmeda.

El grupo al que se había encargado recordar alguna travesura de la que se arrepintiesen eligió, en doble medida que el otro grupo, la toallita con antiséptico.