Levante-EMV, Valencia

Mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y sus familias, es la misión de Asprona. Entre la gran cantidad de actividades que lleva a cabo la entidad, hay algunas dirigidas a personas con discapacidad muy autónomas que se reúnen periódicamente para tratar temas que les interesan, que viven solas o en pisos tutelados y que tienen necesidades diferentes a otras personas con discapacidad intelectual y con mayores necesidades de apoyo.

Los profesionales de Asprona detectaron en estos grupos que las mujeres con discapacidad intelectual tenían preocupaciones diferentes a los hombres. Comenzaron a verse situaciones de vulnerabilidad social y personal, problemáticas específicas, dificultades relacionadas con trastornos en la alimentación, carencia de recursos personales para enfrentarse a las dificultades con las parejas, dificultades de inserción laboralÉ De ahí que Asprona pusiera en marcha un programa de promoción de hábitos saludables entre las mujeres con discapacidad intelectual, que está teniendo mucho éxito entre las participantes y en el que colabora el Ayuntamiento de Valencia a través de la Mesa de la Solidaridad de Benimaclet.

Sensibilizar a los agentes

El objetivo de este programa es por un lado, sensibilizar a los agentes implicados en la organización y hacer visibles las necesidades especiales de las mujeres con discapacidad intelectual y por otro, trabajar de una manera activa y dinámica con ellas para darles apoyo en la mejora de su calidad de vida.

En la actualidad se están llevando a cabo diferentes talleres como el de relajación, de autoestima o de alimentación saludable. Pero además, el programa va mucho más allá y las mujeres con discapacidad intelectual también participan en la vida del barrio de Benimaclet, donde se ubica Asprona; celebran el Día Internacional de la Mujer, Jornadas dedicadas a ellas y forman parte de la Comisión de la Mujer del Cermi CV.

Unas ocho mujeres de edades muy variadas, desde 23 a 52 años, y en condiciones muy distintas, algunas trabajadoras, otras que viven con sus padres, otras que comparten pisos tutelados con compañeras con discapacidad intelectual; participan en este programa todas las semanas. Cristina Martínez, Alex Fernández, Loles Picó o Juani Briones son algunas de ellas.

Para Cristina ha sido una salvación formar parte de este grupo. "Me gusta mucho, estoy más animada, antes estaba siempre triste, hablamos sobre muchas cosas", asegura. Pero reclama la participación de más mujeres. Alex considera que es una buena iniciativa y que a lo largo de estos casi dos años de funcionamiento han aprendido muchas cosas. El tema del maltrato es el que más le llama la atención: "viene muy bien el saber". Loles apuesta por los talleres que les enseñan a "estar sanas y relajarse", y para Juani participar en el grupo, supone "haber aumentado su autoestima".

La puesta en marcha del programa ha llevado a establecer contactos con entidades que trabajan cuestiones de género, pero además ha supuesto, como comenta la responsable del programa, Gloria Cubillos, "la movilización de aquellas mujeres que han puesto nombre a algunas situaciones hasta ahora invisibles o silenciadas, y ha hecho que se reconozcan sus situaciones de vulnerabilidad". "A partir del programa han aparecido nuevas demandas por parte de las mujeres con discapacidad intelectual, y en ello estamos trabajando, en materializar estas demandas de talleres, charlas o necesidades".