­Tras 23 años de lucha por la defensa de los derechos de la mujer en Colombia, Gloria Amparo Suárez se encuentra en Valencia para explicar los logros alcanzados por la OFP en sus 40 años de existencia.

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¿Cuáles son los logros después de 40 años?

El mayor logro es poder permanecer en un contexto de guerra. El estar luchando por desarrollar nuestros programas en una situación tan difícil ya es bastante. Hemos conseguido, además, que la mujer pueda participar en la vida social y política de Colombia y también hemos logrado formar mujeres para su participación en la vida social y política, que conocen cuáles son sus derechos y defensoras de los Derechos Humanos que luchan contra la militarización.

Muchas de esas mujeres desgraciadamente se han quedado por el camino...

Sí, eso es verdad. La resistencia, por ejemplo, ha creado mujeres que se han tenido que desplazar de sus lugares de residencia y muchas han muerto, pero seguimos en la lucha. Afortunadamente no estamos solas, hemos conseguido el apoyo de organizaciones que nos han ayudado, sobre todo fuera de Colombia y concretamente en la Comunitat Valenciana como Cedsala y la Coordinadora Valenciana de Solidaridad con Colombia.

¿Cuál es la situación actual de la mujer en Colombia?

La mujer colombiana tiene que luchar contra la violencia de género en el entorno familiar y también esta condicionada por el conflicto armado que sufre el país. Se ha avanzado en la defensa de la vida. Cada día la mujer conoce más sus derechos y se hace fuerte ante la guerra y rechaza la militarización. La guerra afecta mucho a su vida, ya que sufre la pérdida de hijos y de sus maridos. En estos 40 años muchas mujeres se han convertido en cabezas de familia por el asesinato de sus compañeros o porque sus parejas no cumplen con su obligación de paternidad.

El conflicto armado de Colombia tiene perversiones tan graves como la violencia sexual, ¿no?

Nos preocupa mucho, sí. Es una forma de actuar que va en aumento. En Barrancabermeja, la zona en la que se desarrolla mi trabajo, se han registrado 220 casos de violencia sexual, pero existen muchos más que no se denuncian. Esto es una estrategia porque muchas de las mujeres atacadas son líderes sociales y una de las formas de callarlas es la violación. Normalmente no se opta por el asesinato porque eso tendría unos costes políticos, por eso se recurre a la violencia sexual porque así se hace ver a la población que los autores son delincuentes comunes.

¿Teme por su vida?

Sí. Yo he sido declarada objetivo de los paramilitares. Me han llegado a amenazar con quitarme a mis hijos si no retiraba una denuncia. Claro que temo por mi vida, es una presión permanente. Limita mucho la convivencia. Sufro por mis hijos. Bastantes mujeres han sido asesinadas pese a las medidas de protección.

¿La mujer es quien más sufre en este conflicto?

Está claro que el actor armado utiliza a la mujer como objeto de guerra. El 70 por ciento de las consecuencias del desplazamiento lo sufre la mujer. Muchas pierden sus tierras porque después de la muerte de sus compañeros no pueden cultivarlas o porque no pueden demostrar la titularidad. La mujer está más relegada socialmente y tiene más difícil acceder a ayudas y subsidios. Cada asesinato tiene un impacto en la mujer, como esposa o como madre.

Pero siguen en pie...

Por supuesto, este sufrimiento nos hace ser más tercas en la defensa de la vida. Nosotras decimos que no parimos hijos para que vayan a la guerra. Somos capaces de levantarnos una y otra vez. Hay mujeres que han sufrido el asesinato de hasta 11 familiares y continuan luchando. Transformamos el dolor en esperanza. La OFP ha construido un tejido que nos ha permitido resistir. Hemos perdido mucha gente pero nos queda mucho por hacer.

Y los niños y jóvenes también sufren los efectos de la guerra.

Por supuesto, luchamos para que el conflicto no siga alimentándose de nuestros niños y jóvenes. Les hacemos ver que hay otras alternativas antes que coger un fusil.

La Organización Femenina Popular tiene numerosas actividades.

Tiene una asesoría jurídica, ofrece ayuda psicológica y forma mujeres para que puedan participar en la sociedad. Disponemos de iniciativas contra la guerra y por la paz, unimos muchas sensibilidades.

Una de sus iniciativas es el Observatorio de la Mohana, un organismo que vela por el cumplimiento del derecho a la alimentación.

En la región de Barrancabermeja se está trabajando mucho por el derecho a la salud, a la vida y a la alimentación. Las mujeres siempre luchamos por la alimentación. El Observatorio ofrece una mirada femenina a la problemática del despojo, las multinacionales, la producción de alimentos. En una familia si hay alguien que se queda sin comer si faltan alimentos es la mujer. La desnutrición es uno de los problemas más graves que el Estado no contemplaba.