El Comercio Justo se hizo oír ayer en el Jardín del Túria de Valencia. Y lo hizo de una manera festiva: conciertos, degustaciones, talleres infantiles y actuaciones fueron los protagonistas durante todo el día con una única meta: «sensibilizar e informar a la gente sobre situaciones reales que atentan contra el medio ambiente, la dignidad de los productores y la igualdad de oportunidades», así lo afirmó Celia Serrano, coordinadora valenciana de ONGD.

La temática principal de esta edición era «el cacao». Concretamente, lo que se esconde detrás de la producción de este alimento, como situaciones de explotación laboral y de grave deterioro medioambiental que acentúan el empobrecimiento y las desigualdades globales. «No queremos chocolate que resulte amargo para quienes lo producen», rezaba el manifiesto de las ONG. Sólo una ínfima cantidad de los 100.000 millones de dólares que genera el chocolate en ventas llega a los agricultores que lo producen en países del Tercer mundo, especialmente África.

Los productos del comercio justo, cabe destacar, son obtenidos por la producción de trabajadores libres de explotación, de una manera respetuosa con el medio ambiente y con un precio adecuado.

El evento se organizó con el propósito de llegar a todo el público. La mañana se centró en los más pequeños con talleres de dibujo, mientras que la tarde estuvo dedicada a los jóvenes. En torno a un millar de personas participaron de esta jornada bajo el lema «Bueno para quien lo produce. Bueno para quien lo consume. Bueno para cambiar el mundo».

Además, contaron con la asistencia de las ocho entidades que forman parte de la Xarxa Valenciana de Consum Responsable, a cada una de ellas se les dedicó un gran aplauso para dar comienzo al primer concierto del día. «Creamos un itinerario divertido para usarlo como gancho y luego tratamos que a través de esta jornada sean informados. En todo momento defendemos unas relaciones comerciales más justas», afirmó la coordinadora.

Objetivo cumplido

Gran parte del millar de ciudadanos que se acercaron ayer al evento, desconocían el objetivo principal de esta celebración. Sin embargo, según transcurrió el evento, quedaban informados y finalmente aseguraban que era «una propuesta interesante para que la gente participara». «He venido porque conocía a una comerciante, pero además de pasar un buen rato he aprendido lo que conlleva el comercio justo», afirmó David Pascual, uno de los mil asistentes.