La Administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Helen Clark, y la Directora Ejecutiva del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), Naoko Ishii, visitaron el principal banco de genes de África durante la celebración del pasado viernes de la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo. La cita ocupaba una iniciativa para vincular a los científicos con los pequeños agricultores para revitalizar y conservar colectivamente semillas indígenas tradicionales en el contexto de la sequía, el cambio climático y la erosión progresiva de las variedades agrícolas tradicionales, lo cual será vital para el futuro de la seguridad alimentaria en África.

El banco de genes, con base en el Instituto de Biodiversidad de Etiopía, es una de las iniciativas apoyadas por el PNUD y el FMAM en todo el mundo que ejemplifican la forma en que la financiación ambiental puede desempeñar un papel fundamental en el adelanto del desarrollo sostenible. «Debemos tomar decisiones inteligentes y movilizar la financiación ambiental para catalizar y generar múltiples beneficios económicos, sociales y ambientales. Invertir en el bienestar de nuestro planeta y detener el cambio climático no debe considerarse un costo, sino una inversión valiosa», afirmó Helen Clark.

El banco de genes es un depósito en el que se recoge, almacena y cataloga material biológico que luego queda disponible para su redistribución. Además, contribuye a la seguridad alimentaria mediante la conservación de una reserva genética diversa de variedades de cultivos y la distribución de semillas a las comunidades muy afectadas por el cambio climático, la sequía y la escasez crónica de alimentos. «Las necesidades del desarrollo siempre superarán los recursos disponibles, de modo que tenemos que aprovechar las oportunidades para catalizar el cambio y multiplicar sus efectos en el futuro a largo plazo», señaló Naoko Ishii.

A lo largo de los años, esta iniciativa ha establecido 12 sitios de conservación sobre el terreno para los agricultores, ha mantenido más de 300 variedades de semillas de agricultores indígenas, y ha creado ocho bancos de genes y asociaciones de conservación afines. También han documentado los conocimientos indígenas de los agricultores sobre los métodos de selección, cultivo y utilización de sus cosechas, incluidos los conocimientos de las mujeres sobre conservación, intercambio y circulación de semillas.