­Cuatro autobuses de pasajeros abandonaron Valencia hace unos días para dirigirse a la primera cita de la gira europea 2015 de una de las líderes espirituales más amadas del mundo, una mujer nacida en Kerala, en el del sur de la India, que ha centrado su vida en dos tareas humanitarias: dar abrazos a todo el que desee conectar con su amor y compasión y llegar hasta los más necesitados del mundo a través de una ONG que creó y que lleva el nombre de su misión en la Tierra: «Embracing the World» (Abrazando el mundo), que está en constante expansión al servicio del ser humano, independientemente de su clase social, creencia o religión.

Se llama Amma. Tiene 62 años y recorre los cinco continentes con un grupo de 200 a 500 voluntarios de todas las nacionalidades que trabajan desinteresadamente, sin horas ni condiciones a favor de su proyecto social.

A quien no haya escuchado nada de ella, ni la conozca, le resultará raro creer que esta mujer que no llega a un metro sesenta de estatura haya abrazado a lo largo de su vida a 35 millones de personas, es decir a una población similar a la que vive en Canadá. Y más raro aún será dar verosimilitud al hecho de que las personas que buscan su abrazo pueden llegar a recorrer miles de kilómetros y esperar horas y horas hasta ser acogidos en su regazo durante apenas diez o quince segundos que marcan un antes y un después de pasar por sus brazos, porque a nadie le deja indiferente.

La gira europea

En los polideportivos de Barcelona, Munich, Wintherthur, Paris, Hof Herrenberg, Houten, Utrech, Vantaa (Finlandia), Toulon, Milan y Londres donde Amma se ha encontrado y se encontrará con sus seguidores se instala una gran base de puestos que venden artículos de todo tipo „muchos de ellos con su imagen„ y que constituyen una de las principales fuentes de ingresos, además de donativos, para poner en marcha su acción social en programas que se desarrollan en 27 países y cuyo objetivo es llevar la ayuda a los más vulnerables y necesitados del mundo, muchos de los cuales habitan en su tierra natal, la India.

Su sueño no es personal, sino universal: «Todo el mundo debería poder dormir sin miedo, al menos, una noche; todos deberían saciar su hambre, al menos, un día. Al menos un día, nadie debería acabar en un hospital debido a la violencia; todos deberíamos ayudar a los pobres y a los necesitados, al menos, un día».

En diciembre de 2014, Amma fue invitada por el Papa Francisco para firmar en el Vaticano la Declaración Universal de líderes religiosos contra la esclavitud contemporánea. Ha recibido numerosos galardones y reconocimientos de instituciones académicas y en defensa de los derechos humanos. Y en este sentido, el premio Nobel de la Paz, Mohamad Yunus, dijo de ella: «Ha hecho más trabajo que muchos gobiernos han hecho jamás por su gente».

El expresidente de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Olara Otunnu, por su parte manifestó: «Creo que las ONGs internacionales y las agencias de las Naciones Unidas tienen algo que aprender del trabajo de Amma y de lo que asido capaz de construir».