Que el sol no brilla por igual para todos en la República Dominicana es un hecho irrefutable. En un país de evidentes contrastes, mientras los turistas de medio mundo disfrutan de sus paradisiacas playas, a pocos kilómetros reina la miseria. Eso es lo que denuncia la campaña «Un sol para Dominicana», que verá la luz el próximo 17 de febrero con la presentación de un documental en los cines Aragón de Valencia.

El audiovisual consta de cinco episodios protagonizados por niños y jóvenes de la República Dominicana en los que narran en primera persona su ejemplo de superación con la educación como hilo argumental.

El proyecto, con el apoyo de la Fundación Solca, que ha sido dirigido por el fotógrafo valenciano Alberto Pla, que acompañado de Aline Mataix, jefa de producción, y Carlos García de las Heras, director técnico y operador, ha plasmado la otra realidad del país caribeño. «Lo que hemos querido constatar es la falta de oportunidades que hay en la República Dominicana y aportar nuestro granito de arena con este programa educativo. Mejor o peor, el sol puede brillar para todos», afirma el cooperante.

Los dos primeros capítulos se centran en la educación, labor que desarrolla la Fundación Solca a través de un completo programa en las zonas de La Romana y La Puya de Arroyo Hondo. En el primero los protagonistas son Ashley y Ángelo, dos hermanos que han de compaginar sus estudios con el trabajo en casa. En el segundo, Divanny narra su devoción por la literatura.

El deporte es el protagonista de la tercera historia. Pedrito y Caquito son dos jóvenes que encuentran en esta actividad un motivo de superación y una forma de aislarse de los problemas.

Por último, la cuarta parte se centra en la salud. A través de la mirada de Fátima, una promotora de salud, se repasa el trabajo que se realiza en prevención y formación en varios barrios de La Romana.

En el último capítulo se unen todos los protagonistas con un mensaje cargado de optimismo: una República Dominicana más justa y sin las evidentes desigualdades actuales es posible.

Alberto Pla relata la dificultad que supuso rodar con actores tan jóvenes. «A veces era para tirarse de los pelos», bromea. «Fue complicado trabajar con gente tan joven y que, por desgracia, ha visto de todo en tan pocos años de vida. Son niños que ven la violencia a diario, tanto en casa como en la calle. Han vivido veinte veces ya. Por eso no es fácil pedirles que repitan una escena, están sobreexcitados. Además, cuando no tienen hambre, tienen sueño... De todas formas la experiencia ha sido muy bonita».

Pla reconoce que este proyecto «me ha hecho reflexionar. En España hay mucha gente que los pasa mal, pero en la República Dominicana la situación económica, política y social todavía es peor. Se les ve resignados, son conscientes de su situación y saben que hay otra vida diferente fuera del país que, por desgracia, no está a su alcance».

Un país de contrastes

La República Dominicana es un país de contrastes. Tanto que en zonas como La Romana «te encuentras chalés impresionantes, con gente muy rica como Julio Iglesias o Shaki­ra y a escasos metros gente muy pobre. No hay policía, ni bomberos, ni carreteras...», argumenta el fotógrafo.