«Hemos recibido más que todo lo que hayamos podido aportar». Es la máxima en la que coinciden los cinco voluntarios del Grup de Cooperació de Caixa Popular que viajaron el pasado mes de agosto a Nicaragua para colaborar en un proyecto coordinado por la ONG Cipres que tiene como objetivo ayudar a construir y fortalecer cooperativas de áreas rurales de este país de Centroamérica.

«En la zona de Managua, la capital, hay grandes avenidas con bastante tráfico y algunas zonas con poder adquisitivo alto, pero en el resto del país, y en especial donde trabajamos, hay mucha pobreza, en algunos casos extrema, donde la gente no tiene ni agua potable para beber», revela Ángel Valenzuela, uno de los voluntarios. Precisamente en dos de estas áreas más pobres, Matagalpa y Jinotega, trabajaron él y sus compañeros de manera directa en uno de los proyectos beneficiarios de la campaña «Un dia de salari 2015». Concretamente en «Promoción del cooperativismo con 70 campesinas». «Tienen casas muy humildes de madera que se llenan de agua cuando llueve. Dependen de los proyectos de cooperación para poder comer, trabajar o tener un inodoro», explica la cooperante Rosa Llorca.

Sin embargo, pese a todas esas dificultades, la experiencia de los colaboradores de la entidad valenciana en Nicaragua vislumbra una oportunidad para estas regiones: «Al mismo tiempo que ves casos de pobreza severa, descubres allí personas con ganas de aprender y de organizarse para seguir adelante y para mejorar sus vidas y la de su comunidad», añade Miguel Montagut, coordinador de zona de Caixa Popular que también colaboró con el proyecto. «En esas comunidades cualquier ayuda es bien recibida. Disponen de escasos recursos, pero tienen ilusión por poder tener una mejor calidad de vida», recuerda el cooperante Sergio Peralta.

Las zonas en las que han trabajado se encuentran alejadas de las grandes ciudades, «con difíciles accesos y con la problemática de la falta de agua, electricidad, higiene y unas condiciones sanitarias mínimas. A esto se une el problema del analfabetismo y la falta de autoestima», explica el voluntario José Manuel Company. «Las condiciones son precarias, no tienen medios de transporte y todo lo llevan a pie», señala Valenzuela.

Apoyo a la mujer

En ese contexto, con esas duras condiciones de trabajo, el Grup de Cooperació ha realizado talleres formativos dirigidos a mujeres. «Es en ellas sobre las que descansa el peso fundamental del sustento de la familia», justifica Montagut, que añade que, por otra parte, «ese papel no se les reconoce socialmente como correspondería». Por ello, tratan de fomentar la igualdad de género, su autoestima, su crecimiento personal y su empoderamiento.

«A través de la ONG, se organizan las comunidades creando cooperativas que ayudan a generar ingresos y permiten mejorar además sus condiciones de vida, se les orienta a maximizar las posibilidades que tenga la zona», indica Peralta.

Una vez finalizada la visita, todos coinciden en lo satisfactoria que ha resultado. «El trabajo realizado allí nos proporciona una experiencia de vida inolvidable», recuerda Llorca. «La gente de estas comunidades te da lecciones diarias de dignidad, de implicación y de ganas de mejorar», concluye Company.