Llegan los días de Fallas y, con ellos, las esperadas «xocolatàs» para los más pequeños -y no tan pequeños-. Y en algunas de ellas han aprovechado los dos grandes ingredientes de este dulce néctar, el cacao y el azúcar, para inculcar una iniciativa solidaria. Han empleado productos procedentes de Comercio Justo.

Algunos colegios como La Purísima y el CEIP Jaime Balmes de València o La Salle de Paterna han optado por este tipo de productos para la tradicional «xocolatà» que ofrecen a sus niños. De esta manera, tratan de dar ejemplo y «contribuir a construir un mundo más justo», según explican desde la Coordinadora Valenciana de ONGD, una de las impulsoras de esta actividad. Así, han escogido ingredientes como el cacao y el azúcar de panela de comercio justo, que suponen «un modelo más ético, humano, social y ecológico con productos de gran calidad».

El colegio La Purísima de Tres Cruces repartirá de este modo 1.300 chocolates, el CEIP Jaime Balmes dará más de 400 y otros centros de La Salle harán lo propio en toda la Comunitat Valenciana. Precisamente, en estas escuelas llevan promoviendo la celebración de la «xocolatà» con productos de Comercio Justo desde hace varios años con el apoyo de organizaciones como Ecosol, Petjades, La Tenda de Tot el Món o Proyde. Éstas, asimismo, sensibilizan a la comunidad educativa acerca de este tipo de ventas como alternativa de consumo solidario y responsable.

Con esta iniciativa, los alumnos y alumnas de estos colegios, además de disfrutar del chocolate, apoyan a productores de cacao y azúcar de panela de países como Ecuador y Paraguay, lo que les permite sensibilizarse sobre el comercio justo y ecológico.

Contra la explotación infantil

Alrededor de 1,8 millones de niños y niñas participan en África en la cosecha del cacao, según datos de las organizaciones de Comercio Justo. Y de todos ellos, 284.000 se consideran trabajadores, según la Organización Internacional del Trabajo, y más de 12.000 lo hacen en condiciones de esclavitud, sometidos a abusos y tráfico de menores.

Actualmente, el cacao de Comercio Justo supone algo más del 1 % de la producción mundial, aunque las organizaciones que lo comercializan aseguran que su presencia va en aumento. Esta red vende unas 40.000 toneladas de granos de cacao al año. Eso sí, «han sido cultivados por trabajadores que han recibido un salario dign0, equitativo, que no han sufrido explotación infantil y donde se ha respetado el medio ambiente», explican desde la coordinadora de ONGD.

Una situación preocupante también se da con el azúcar, según añaden desde las entidades no gubernamentales. «El azúcar es un sector caracterizado por la explotación laboral e incluso la esclavitud en su producción que genera al año 70.000 millones de dólares en el mercado convencional, pero sus beneficios no llegan a quienes lo cultivan», denuncian.