Trabajan con el vidrio para, precisamente, romper el techo de ese mismo material que les dificulta su integración social. Son los diez empleados, todos ellos personas con discapacidad, que forman parte del equipo de Fet de Vidre, un Centro Especial de Empleo que nació al amparo de la Fundación de la Comunidad Valenciana del Pacto para el Empleo en la Ciudad de València. Ellos no trabajan solo por dinero, sino también para sentirse integrados.

«El trabajo lo es todo para esta gente», asegura Carolina Sanz, una mujer que dejó sus negocios como empresaria de hostelería a los 39 años cuando la enfermedad de los huesos de cristal le impidió continuar con la gestión de sus negocios. Ahora, mientras finaliza sus estudios universitarios de Turismo a sus 44 años, ejerce de becaria en Fet de Vidre. «Iniciativas como esta son necesarias porque sacan a la gente del laberinto en que se han metido para ver que sí que hay una salida», explica Sanz, antes de reivindicarse a ella misma y a sus compañeros: «No somos discapacitados. Somo más capacitados porque superamos barreras para competir una y otra vez».

Estos operarios de Fet de Vidre elaboran y diseñan desde platos o figuras hasta pulseras y pendientes realizados con el más mínimo detalle en vidrio. Una labor artesanal preparada solo para manos cualificadas, como las de estos trabajadores que suplen las carencias de la discapacidad que sufren con una profunda habilidad. Así incluso realizan trabajos por encargo, en los que dedican especial atención al punto de cocción adecuado, el dibujo o el montaje de la pieza. «Lo que más nos arropa es tener este trabajo artesanal en el que pones el plus de la imaginación y la creatividad, que pone en valor nuestras aptitudes», destaca Sanz.

Fet de Vidre cuenta con un taller situado en la plaza Dramaturgo Fausto Hernández Casajuana y tres quioscos repartidos por València: en la plaza de la Reina, junto al Hospital Clínico en Blasco Ibáñez y en las inmediaciones de la Estación del Norte. Allí esperan a sus futuros compradores figuras y objetos de vidrio que demuestran que sus creadores están más que capacitados. «Espero que la empresa se mantenga, pero si no lo hace, alguien debería entender que debería existir, aunque no creara dinero», valora Sanz.