Teresa Domínguez, Valencia

Cinco barcos de pesca deportiva que estaban amarrados en el muelle de pescadores de Valencia, junto al club náutico de la ciudad, fueron pasto de las llamas en la madrugada de ayer como consecuencia de un incendio provocados por unos ladrones que entraron en el recinto y sustrajeron gasolina de los depósitos de al menos quince embarcaciones más.

El incendio fue descubierto a las 16.29 horas por un pescador que llegaba a su barca, fondeada en la acequia de Pinedo, fuera del muelle de pescadores. El hombre alertó enseguida al 112, que envió al lugar una dotación de bomberos de Valencia, así como varias patrullas de la Policía Local, de la Guardia Civil y del servicio de vigilancia del puerto de Valencia.

Cuando llegaron, las llamas ya habían consumido cuatro de las embarcaciones y se cebaban con la quinta, una Alavai del 2006 de casi seis metros de eslora, valorada en 20.000 euros. Los bomberos controlaron las llamas en unos minutos lanzando espuma sobre las lanchas. Las cuatro primeras -del amarre 118 al 121- quedaron completamente arrasadas -la del 118 incluso estaba ayer semihundida y con el casco de proa al aire-, mientras que la del 122 fue parcialmente destruida.

El dueño de esta barca, Juan Antequera, explicó ayer a Levante-EMVque "aunque parte del casco no se ha visto dañado, las llamas han destruido los dos motores, que es lo más valioso", por lo que es un siniestro total. El propietario de la embarcación y su esposa estaban ayer totalmente conmocionados. "Tenemos un seguro, pero a terceros, no de incendios. ¿Cómo vas a pensar que se te puede quemar una barca?",se lamentaba ayer la mujer.

Tras la extinción del fuego y con la llegada de las primeras luces, la Guardia Civil inspeccionó las 170 embarcaciones amarradas en el muelle de pescadores y descubrió que al menos una veintena de ella, incluidas las siniestradas, tenían cortados los tubos del combustible y vacíos los depósitos.

Usaron una barca para el robo

En principio, la Guardia Civil trabaja con la hipótesis de que los ladrones de gasolina -no tocaron ni una embarcación de gasóleo- accedieron al muelle usando una barca -la entrada desde el mar es abierta- y, amparados en la oscuridad de la noche y en la ausencia de pescadores -la noche del domingo al lunes casi nadie sale a pescar-, fueron rapiñando la gasolina de los depósitos en uso, así como de los bidones auxiliares.

Lo que no está claro es el origen del fuego. Las dos hipótesis principales es que o bien las quemaran a propósito, o bien, que la embarcación del amarre 118 se incendiara accidentalmente -tal vez con un cigarrillo que cayese sobre algún resto de gasolina-, y que el viento propagase las llamas al resto.

El dueño de una de las embarcaciones expoliadas, Ricardo Pérez, a quien robaron unos "diez o doce litros como mucho", se considera afortunado, porque su barca no se vio afectada por el fuego, pero coincide en que se trata de "una canallada. Para nosotros, jubilados y personas humildes, una barca de éstas es la ilusión de nuestra vida, casi como un hijo. Si nos la queman, nos dejan sin nada. ¿De dónde saco yo a mi edad otra vez esos dos o tres millones de pesetas? No quiero ni pensar en si los cojo en ese momento en el barco...".