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"¿Cuál era la razón para asegurar la vida de su mujer de manera tan acendrada (sic), cuando no tenía ninguna situación de riesgo?", preguntó el presidente del tribunal de la sección quinta de la Audiencia de Valencia al acusado. Joaquín R. P. respondió, sin inmutarse: "A mí me gustaba correr con la moto". Había soportado un duro interrogatorio de las acusaciones, especialmente del fiscal, pero seguía conservando la tranquilidad y el aplomo que ya demostró hace año y medio cuando se le juzgó por primera vez por el asesinato de su mujer. Le absolvieron por falta de motivación del fallo y el Tribunal Supremo ordenó que se volviera a juzgar.

Joaquín R. P. hizo gala ayer de una memoria selectiva al no recordar el momento en que contrató personalmente los seguros de su mujer a preguntas de la acusación, pero sí recordaba los seguros de sus hermanos, a preguntas de la defensa. "En mi familia nos hacíamos muchos seguros", respondió de nuevo.

El 22 de mayo de 1995, Joaquín y su mujer, María del Mar, con la que se había casado el año anterior, viajaron a Barcelona desde Albatera (Alicante). A la vuelta, sufrieron un siniestro en el que él apenas resultó con algún rasguño y ella murió carbonizada. Pocos días después, Joaquín R. P. reclamó las indemnizaciones por los seis seguros de muerte por accidente contratados a nombre de su esposa en los primeros seis meses de casados.

"¿No realizó una salida controlada, la golpeó, prendió fuego y esperó a que su mujer se quemara en el vehículo?", le espetó el fiscal en medio del interrogatorio. "No, señor", respondió el acusado. Fue el único momento del juicio en el que pareció perder la compostura respondiendo con voz entrecortada.

Fue conciso y preciso en otros momentos, pero incurrió en contradicciones respecto al juicio anterior, ya que insistió en que intentó sacar a su mujer entrando y saliendo del coche, señalando incluso que bajó ambos asientos para sacarla por detrás, "como se señala en la sentencia". No fue así. El fiscal le señaló su error mostrándole las fotografías del vehículo: sólo su asiento estaba bajado, no el de su mujer, que se quemó con el cinturón de seguridad puesto.