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Todos los vecinos coinciden. "Cada día vemos cómo vienen grupos de adultos con niños, que obligan a los pequeños a entrar en el contenedor para que saquen la ropa. Cuando salen de vacío o cogen pocas cosas, incluso les riñen." En cuanto saben que el interlocutor es un periodista, no pierden ni un segundo: "Esto quiero que salga como una denuncia. Es una vergüenza. Un día iba a pasar algo, estaba claro", afirman.

El contenedor en el que se produjo el fatal accidente es uno de los 30 que la fundación Cáritas tiene diseminados por la ciudad de Valencia -más otros 90 en toda la diócesis valenciana- y que gestiona la Fundación José María Haro Intra.

Una portavoz de Cáritas dijo ayer a este diario que aún no tenían "confirmación oficial" de lo sucedido. Una hora antes, un camión había acudido a recoger la ropa del contenedor que estaba desperdigada por el suelo y había dejado cerrado el depósito, sobre el que fue colocada una cuartilla a modo de aviso con la inscripción "Fuera de servicio". En el interior ya sólo quedaban los guantes desechables de los sanitarios y de la policía.

Al ser preguntada por la denuncia vecinal de que hay niños que se meten a diario en los contenedores para llevarse ropa, la portavoz de Cáritas admitió que tienen "constancia de que hay robos, pero no de cómo lo hacen. A los vecinos les decimos siempre lo mismo, si ven algo así, que avisen a la policía".

En cuanto a la inseguridad de este tipo de depósitos y la posible conveniencia de su cambio por otros más seguros, la misma fuente agregó que "no sabemos si eso se hará, porque aún no nos han comunicado nada oficialmente".