­Un joven ecuatoriano de 24 años, Cristian Fernando Huanka, murió ayer en Valencia, asesinado de una puñalada en el pecho infligida por un grupo de jóvenes de origen colombiano que le acosaron y atacaron en plena calle por rencillas nacidas de los partidos de fútbol que grupos de ambas nacionalidades suelen disputar en los campos municipales del antiguo cauce. El crimen fue cometido en un costado de la sede de la policía autonómica, en la calle Santa Rita, a escasos metros de la estación Pont de Fusta.

Los hechos sucedieron poco antes de las siete y media de la tarde de ayer, cuando Cristian, el mayor de tres hermanos y que vivía con su familia en el barrio de Benicalap desde los 15 años, viajaba en el metro junto con dos amigas. Se dirigía a un entrenamiento con su euipo, como hacía cada martes y cada jueves. «Los colombianos empezaron a meterse con él ya en el metro», explicó anoche la madre, rota de dolor y rabia, en el lugar de los hechos.

Al llegar a la estación, se bajaron todos. Cristian y las chicas, ante el cariz que había tomado la situación, salieron corriendo. El chico apenas recorrió 40 metros. Nada más alcanzar la esquina, los perseguidores le dieron alcance y cayeron sobre él en jauría. Entre golpes y patadas, uno sacó una navaja y se la clavó a la altura del pecho. Cristian cayó fulminado al suelo. Dicen sus amigos, que el presunto autor material es un chico al que se conoce como «El Sombra».

Una dotación de motos del Cuerpo Nacional de Policía que patrullaba la calle Santa Rita vio el tumulto y acudió. En ese momento, los agresores salieron corriendo, pero los agentes tuvieron tiempo de detener a cinco de ellos. Mientras llegaban los refuerzos, solicitaron ayuda médica urgente, pero los esfuerzos de los sanitarios del SAMU por reanimar a Cristian fueron inútiles.

La calle se convirtió en un hervidero de policías de uniforme, de agentes de paisano y de especialistas de policía científica. Enseguida acudieron los padres, los amigos y los allegados de Cristian. Las escenas de dolor y desgarro comenzaron a sucederse.

La policía evitó el linchamiento

Y en medio de ese escenario, y cuando apenas habían transcurrido unos minutos desde que el cadáver de Cristian había sido retirado de la acera por orden judicial, regresaron, entre risas y chanzas, tres de los presuntos agresores que habían huido. Los amigos de la víctima fueron a por ellos y descargaron su ira sobre el único al que alcanzaron. De no haber sido por la rápida intervención de la policía, podría haber terminado en linchamiento. Los otros dos escaparon a la carrera, perseguidos por amigos de Cristian y por la madre del chico, quien, enloquecida de dolor, corría también hacia ellos para darles alcance. La policía se adelantó y los capturó. En ese momento, ya había ocho detenidos.

Apenas media hora después, la escena se repetía con los dos últimos presuntos implicados en el asesinato del joven ecuatoriano. De nuevo la mofa, el intento de venganza y la detención. Anoche, agentes de Homicidios continuaban tomando declaración a los diez arrestados, todos ellos colombianos y una buena parte, menores de edad.