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El hombre cuyo cadáver fue quemado el pasado viernes en el maletero de un coche en un paraje poco transitado de Llombai murió asesinado de un único tiro en la cabeza. Así lo ha determinado el examen al que el equipo forense sometió ayer por la mañana el cuerpo en el Instituto de Medicina Legal de Valencia. Los médicos, pese al deteriorado estado del cadáver incluso faltaban algunos elementos por la acción destructora del fuego, lograron observar sendos orificios de entrada y salida en el cráneo. El disparo tiene la trayectoria típica de un ajusticiamiento, según las fuentes a las que ha tenido acceso Levante-EMV.

La autopsia presentó serias dificultades precisamente por la destrucción parcial del cadáver, lo que demuestra que los implicados en el crimen utilizaron grandes cantidades de acelerante, dada la rapidez y virulencia con que el fuego calcinó tanto el vehículo como el cadáver.

De hecho, la identificación oficial del fallecido deberá realizarse, con toda probabilidad, a partir del perfil genético que se obtenga de sus restos -posiblemente se extraerá de los huesos, dado el estado de los tejidos blandos-, y que será cotejado con el almacenado en los archivos policiales.

De todos modos, este proceso podría demorarse semanas, por lo que otra de las posibilidades que se están manejando para confirmar la identidad de la víctima con mayor celeridad es la dentadura, aunque ésta también se ha visto seriamente afectada por el fuego.

Por ello, especialistas de la Guardia Civil tratarán de reconstruir la dentadura con el fin de cotejar el molde que obtengan con el que pudiera guardar su dentista, aunque aún es pronto para saber si hay piezas y material óseo suficiente como para recrear la cavidad bucal íntegra.

Identidades desechadas

De momento, la identificación definitiva está resultando laboriosa, dado que no hay constancia legal de las sucesivas ventas que sufrió el coche en el que fue quemado el cadáver. El propietario que continúa figurando como tal en Tráfico afirma haber vendido el automóvil, un BMW 530 con matrícula expedida en Valencia, a otra persona, que nunca llegó a formalizar la transferencia.

Los investigadores siguieron el rastro hasta un hombre extranjero con antecedentes policiales por delitos graves y residente en un municipio costero del sur de Valencia. Sin embargo, esta persona ha sido localizada, por lo que, obviamente, se ha descartado que se trate del fallecido.

De momento, y pese a que la forma en que se ha producido el crimen es típico de un ajuste de cuentas con el narcotráfico de trasfondo, el grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia parece no haber establecido aún un móvil y una única línea de investigación.

En principio, todo apunta a que el crimen se produjo en otro lugar y que luego el BMW de la víctima fue conducido hasta el camino de la Malà, en Llombai, con el cadáver maniatado -conclusión obtenida a partir de la postura del cuerpo, porque si hubo ligaduras, las llamas las consumieron por completo- en el maletero. Una vez allí, lo rociaron con profusión con un acelerante altamente combustible y escaparon.