Una mujer de 54 años, vecina de Burjassot, ha sido arrestada bajo la acusación de haber simulado su propio secuestro en un intento por obligar a su marido a pagar 35.000 euros por su rescate. La mujer, que continúa manteniendo la veracidad de su relato pese a las contradicciones en que la sorprendieron los investigadores, ha quedado en libertad tras pasar por el juzgado.

Todo comenzó el viernes de la semana pasada, cuando el marido de la sospechosa jugaba a las cartas en el bar propiedad de ambos, en Burjassot. El hombre había empezado a preocuparse porque el reloj hacía rato que había marcado las siete y media, la hora en que su mujer bajaba a diario al local para echar una mano detrás de la barra.

En ese momento, el dueño del bar recibió una llamada en la que un desconocido le dijo que tenía secuestrada a su esposa y que fuese preparando 35.000 euros para pagarlos en cualquier instante a cambio de la liberación de la mujer. El hombre no lo dudó. Acudió a la comisaría de Burjassot y denunció lo sucedido.

Apareció en Cullera

Los agentes alertaron al grupo de Atracos, especializado en la resolución de extorsiones. Sin embargo, en el preciso momento en que el hombre denunciaba en comisaría, recibió una segunda llamada. Esta vez el interlocutor era un agente de la Guardia Civil de Cullera que le buscaba para informarle de que su mujer acababa de aparecer en el centro de salud de ese municipio y que afirmaba haber sido raptada en el portal de su casa, en Burjassot.

La mujer había relatado a la Guardia Civil que una mujer la había obligado a entrar por la fuerza en el asiento trasero de un coche, donde dos hombres armados con un cuchillo la habían amenazado con matarla. Allí, según su relato, permaneció por espacio de siete horas, con los ojos y la boca tapados con cinta aislante. Además, agregó que los desconocidos la habían conducido a un lugar lejano y que de pronto habían decidido liberarla sin llegar a cobrar el rescate al saber de su boca que es asmática.

Más tarde, añadió que en ese intervalo la habían obligado a extraer 6.000 euros de un cajero automático. Las primeras investigaciones del grupo de Atracos sirvieron para detectar contradicciones y lagunas en el relato de la supuesta víctima. Sin embargo, lo más que ésta llegó a admitir era que nunca había llegado a sacar los 6.000 euros de un cajero. Además, los policías supieron que, en los dos años que la mujer había estado conviviendo con su marido, había obtenido de éste 36.000 euros en distintas entregas. Así las cosas, los agentes la detuvieron un día después del falso secuestro, bajo la acusación de un delito de extorsión y otro de simulación de delito.