Entre los damnificados hay agricultores de todos los niveles. Desde un terrateniente de Badajoz a quien han estafado, presuntamente, seis millones de euros por la comercialización de varias fincas de cultivo extensivo de melocotones, hasta un vecino de Sagunto a quien no le pagaron los 4.000 euros apalabrados por su campo de naranjas.

En la cola delante de la oficina de la empresa se han vivido, durante semanas, auténticas tragedias. Familias que han perdido hasta el último céntimo y que han visto comprometido incluso el pago de la hipoteca de su vivienda habitual y otras que se están planteando el regreso a su país porque no les han pagado las largas jornadas de recolección de fruta en el campo.

"A mí me prometieron 120 euros por tres días de trabajo y sólo me han dado 20", se lamenta un hombre de origen suramericano que acudió con su esposa y sus dos hijos a la oficina de la firma en busca de su dinero.

Al parecer, la estafa comenzó a gestarse hace meses, aunque ha tardado en salir a la luz, porque todas las cosechas fueron compradas, como es habitual en el campo, mediante la expedición de pagarés a 60 e incluso a 90 días. En ese plazo, las sucesivas cosechas y la empresa desaparecieron.