Agentes del grupo de Homicidios de Valencia detuvieron el martes por la tarde en un pueblo de León al segundo presunto implicado en el homicidio de Isabel Sanz, la mujer de 79 años asfixiada durante el asalto a su vivienda de Xirivella el pasado día dos. El otro acusado fue apresado minutos después del crimen al ser descubierto por una patrulla de la policía oculto bajo un coche estacionado en una calle próxima al lugar del crimen.

La detención del segundo presunto asesino ha sido posible gracias a la investigación abierta por el grupo de Homicidios, que permitió identificar al huido. A partir de ahí, rastrearon sus pasos y dieron con él en Villamañán, un municipio del sureste de León con apenas 1.300 habitantes en el que, al parecer, residía un familiar. Tanto este acusado, de 22 años, como el detenido en un primer momento, de 32 años, son rumanos.

Los hechos sucedieron alrededor de las cinco de la madrugada del día 2 de junio, cuando los ahora detenidos se descolgaron desde la azotea y entraron en el domicilio de la víctima, en la calle La Paz de Xirivella, mientras ella dormía. La mujer se despertó y, al advertir extraños en casa, pidió auxilio.

Asfixiada con un cojín

Los gritos fueron escuchados por un vecino de la finca ubicada enfrente, quien alertó de inmediato al 112. Varias patrullas de las policías locales de Xirivella y Aldaia, así como del Cuerpo Nacional de Policía, acudieron al lugar. Pero ya era tarde.

Los presuntos asesinos habían acallado a Isabel, una mujer mayor y con sobrepeso, tapándole el rostro con un cojín, lo que le provocó la muerte por asfixia mecánica por sofocación.

Al ver lo sucedido y escuchar las sirenas, los ladrones escaparon por donde habían venido. Una vez en la calle, se toparon con la policía, quien los persiguió. Uno de ellos, el detenido ahora en León, logró perderse amparado en la oscuridad.

Su compinche optó por tirarse bajo un coche, pero un agente acabó por encontrarlo y fue arrestado en ese momento. El presunto homicida, que primero se negó a declarar y luego aseguró que él jamás había entrado en el domicilio de Isabel, mantuvo durante su detención una actitud fría y poco colaboradora.

De hecho, incluso facilitó una identidad falsa, según la cual tenía 18 años. El nombre que correspondía a un compatriota sin apenas antecedentes policiales, pero la estratagema lo duró el tiempo justo que la policía científica tardó en determinar su verdadera identidad y, por tanto, su historial delictivo.