"Ella fue la que empezó, soy humano, É la carne es débil, me puse cachondo...", así trataba de justificar su acción el taxista acusado de violar a una turista finlandesa de 18 años, en junio de 2009, aprovechando que ésta se había quedado dormida en el asiento del vehículo cuando la llevaba al hostal donde se alojaba en Valencia.

El ministerio fiscal ha aumentado de 12 a 14 años la pena de prisión para el acusado tras la vista oral celebrada ayer en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia. Por su parte, la defensa del imputado sostiene su libre absolución pero incluyó una calificación alternativa de abusos y no agresión sexual -como solicita la fiscalía- al entender que no hubo intimidación ni violencia por parte del acusado.

Los hechos se produjeron la madrugada del 22 de junio de 2009. A las 4.15 horas un amigo de la joven turista paró un taxi en la calle La Paz de Valencia y le indicó al conductor que llevara a su amiga, que se encontraba muy cansada y medio adormilada, al hostal donde se alojaba durante su estancia en la ciudad.

Sin embargo, el taxista varió su rumbo y llevó a la joven a las afueras de la ciudad donde presuntamente, aprovechando su estado, se sentó con ella en el asiento trasero y la agredió sexualmente.

Perdida y ultrajada

Cuando la joven despertó de su adormilamiento se vio al hombre encima de ella tocándole los pechos e intentando penetrarla vaginalmente, según la versión del fiscal. "Cuando abrió los ojos comenzó a gritar y a empujarme", reconoció el procesado, de 44 años y nacionalidad colombiana.

Una vez consiguió bajar del taxi, la turista comprobó que estaba muy lejos de su hotel, en una zona próxima a la playa. Por su parte, el presunto agresor después de abandonarla siguió trabajando.

Perdida, en una ciudad extraña y ultrajada su virginidad, la muchacha deambuló durante media hora hasta encontrar a alguien que la pudiera ayudar. Un trabajador de un almacén de coches de Pinedo fue quien alertó a la policía.

Durante su declaración el acusado alegó que fue la joven quien le excitó. "Cuando estábamos los dos excitados ella me llamaba por otro nombre", manifestó el imputado. Asimismo, G. A. S. R. negó ante el juez que la hubiera penetrado. "Ella se metió mis dedos después de que yo hubiera eyaculado", argumentó para tratar de explicar el hecho de que los forenses hallaran restos biológicos suyos en el cuerpo de la joven. "En los años que llevo de taxista he llevado a muchas chicas borrachas y se las he entregado a su señora madre en la mano", alegó en su defensa.