Una novia al son de la "traca" salía ayer por la mañana del portal consecutivo al de la vivienda en la que el viernes fallecía Dani de unas veinte puñaladas. Nada quedaba de la convulsa jornada en la que un hombre entró en su vivienda y le asestó las cuchilladas que acabaron con su vida. Sólo una patrulla de la policía nacional y el precinto en el piso 4 del número 15 de la carretera de Malilla daban cuenta de lo sucedido.

En estos momentos, según fuentes del Cuerpo Nacional de Policía, los investigadores continúan la búsqueda del presunto asesino, que escapó tras saltar primero desde el segundo piso a una uralita del patio de luces y luego desde una altura de unos cuatro metros para escapar por un descampado. Los agentes analizan ahora las llamadas al móvil del fallecido para comprobar quién pudo ser la última persona que habló con él, seguramente de su entorno, puesto que la puerta de la vivienda no estaba forzada.

Ayer los vecinos hacían vida normal y se preguntaban cómo un chico "tan discreto" había terminado de esa manera. Pocos eran los que querían hablar y la mayoría continuaba con su vida normal. Unos de paseo, otros de hacer la compra de la semana. Los hechos del día anterior, que movilizaron a una decena de coches de la Policía Nacional ya han pasado a la historia. Como el vecino del mismo edificio que se ahorcó hace ahora tres semanas, explicaba el propietario del bar Raquel. "Esta finca está gafada", aseguraba.

Dani se defendió de los ataques por el tipo de heridas que tenía pero nada más pudo hacer con las hasta 20 puñaladas que le asestó su asesino. El joven, que era de complexión fuerte y medía casi un metro y noventa centímetros falleció tras el ataque. Según comentaba Marina, la vecina de la puerta de enfrente, "no escuchamos nada, sabemos lo que hemos leído en la prensa".

Con antecedentes penales

Marina comentaba que Dani no era un chico problemático y tenía un trato cordial. "Alguna fiesta montó, pero nada que nos hubiera preocupado. Era joven", comentó. Por su parte, un matrimonio del piso de arriba afirmaron que Dani trabajaba de electricista y residía en el edificio desde hacía unos cinco años. "Era muy guapo, rubio y con ojos azules", añadieron.

Fuentes policiales confirmaron que tenía antecedentes penales, aunque no definieron el tipo. Según publicó este diario, en su domicilio fue encontrada una báscula de precisión y varias papelinas con una sustancia, al parecer cocaína.

Paco, camarero en el bar al que Dani acudía todas la mañanas antes de ir a trabajar, afirmaba que no era muy hablador. "Jugaba a la maquina tragaperras y se tomaba alguna copa y se iba. Alguna vez se enganchó, pero no era lo habitual", manifestó.