Jesús F. G., alias El Pelao, uno de los delincuentes más peligrosos de la Comunitat Valenciana ha sido detenido, de nuevo, por agentes de la policía nacional adscritos a la comisaría de Gandia. Pero esta vez no ha hecho falta refuerzos policiales ni grupos especiales para llevar a cabo su arresto.

Ha ocurrido este fin de semana cuando Jesús F. G. acudió a las dependencias policiales con la intención de denunciar a un vecino suyo, que reside también en el distrito de Santa Anna. El agente de puertas lo dejó pasar dado que, según dijo, iba a presentar una denuncia.

Tras esperar su correspondiente turno, El Pelao accedió a la inspección de guardia y comenzó a relatar que, un vecino suyo, del que dio los datos, le había robado un equipo electrógeno de la puerta de su casa. Al parecer, Jesús F. G., utilizaba el grupo electrógeno para suministrar de luz su casa y, al ver que se lo habían robado, no dudó en acudir a la policía a denunciar a quien, supuestamente creía que se lo había sustraído.

Tras completar la denuncia e introducir los datos del denunciante en el ordenador policial, apareció que Jesús F. G., de 43 años de edad y policialmente conocido como El Pelao tenía pendiente una orden de búsqueda y captura por parte de un juzgado.

El funcionario policial avisó a sus compañeros y le comunicó a El Pelao que acababa de ser detenido, pasado de denunciante a arrestado.

Jesús F. G. no entendía el arresto y lo achacaba a un error, según explicaron las fuentes consultadas. Al parecer, y dado que roza el medio centenar de detenciones y antecedentes, podría darse el caso que se le hubiera "olvidado" presentarse ante el juez.

Fuentes policiales han señalado a Levante-EMV que, el detenido acumula muchos expedientes judiciales y, si bien comparece ante el juzgado cuando se le requiere, podría habérsele pasado y que hayan cursado su detención.

Un delincuente forjado en los 80

Jesús nació en Gandia en 1967. Actualmente acumula 30 detenciones por la policía nacional y ocho por la Guardia Civil. Se forjó como delincuente, tras la muerte de su padre, en los años 80. Fue durante mucho tiempo uno de los "capos" de la delincuencia en la Safor y fuera de ella. No se fía de nadie. Hace un año cayó prácticamente toda su familia acusados de tráfico de estupefacientes y tenencia ilícita de armas. Aún así, sigue siendo un delincuente temido. m. p. gandia