El testimonio de dos niños de Elda que en la noche del lunes acabaron en el hospital tras sufrir una "brutal agresión" por parte de otros dos menores resulta escalofriante por la crueldad y la saña con la que supuestamente se emplearon los agresores, que tan sólo tienen 10 y 13 años de edad. Desde entonces las víctimas, dos niños de un barrio de Elda de 12 y 13 años, tienen miedo a salir a la calle solos. Así lo indicó ayer uno de ellos a este diario y así se lo han hecho saber a sus padres. Llevan dos días sin acudir al instituto Valle de Elda donde cursan estudios y al que casualmente también acude el mayor de los presuntos autores de la paliza, que vive en los bloques de pisos del distrito marginal de El Sapo. El otro reside en una casa de Huerta Nueva, muy cerca de los domicilios donde viven los agredidos, motivo por el cual los padres han solicitado al juez una orden de alejamiento.

Desde que sufrieron este episodio de "violencia extrema" los pequeños sólo han salido a la calle para acudir al pediatra que sigue la evolución de sus heridas y para estar un rato en el parque del barrio. Pero eso sí, bien cerca de sus padres para evitar cualquier represalia. De hecho, tal y como consta en la denuncia policial, fueron amenazados de muerte después de ser golpeados durante media hora y sin posibilidad de escapatoria o auxilio al encontrarse dentro del cauce de hormigón del río Vinalopó a su paso por Elda.

Uno de los agresores llegó incluso a mostrarles una navaja para dar más credibilidad a su advertencia. "Como nos denunciéis o le digáis algo a vuestros padres os matamos", les gritaron antes de huir a la carrera según recoge textualmente la denuncia que los padres presentaron en la Comisaría de la policía nacional horas después de producirse el suceso.

Patadas y rodillazos

"Nos pegaron puñetazos, patadas, codazos, cabezazos y rodillazos por todo el cuerpo y por la cabeza; luego nos querían ahogar en el río. Nos dijeron que nos iban a ahogar en el río y a mi amigo lo llegaron a tirar dentro del canal e intentaron meterle la cabeza debajo del agua. Pero él se resistió así que continuaron pegándole sin parar. Uno le golpeaba en la barriga mientras el otro le sujetaba los brazos por la espalda", relataba ayer con frases entrecortadas el más pequeño mientras sus padres le escuchaban en silencio sin poder disimular su indignación y su rabia.

"Ni mi amigo ni yo les hicimos ni les dijimos nada pero al que vive en nuestro barrio le sentó muy mal que su hermano pequeño -de seis años- se hubiera venido con nosotros a jugar un rato al río. Creo que también le pegaron a él porque le oí gritar y también les escuché a los dos reirse mientras uno le decía al otro que ya estábamos echando sangre los tres", comentaba mientras sus padres insistían en la necesidad de tomar medidas para evitar que "salvajadas" de este tipo puedan repetirse.

"Agradecemos el apoyo pero exigimos medidas"

El padre del más pequeño de los agredidos, Antonio Gisbert, ha agradecido las numerosas muestras de apoyo que ha recibido desde que se conoció la noticia el miércoles. "Agradezco que el inspector jefe de la Comisaría de Elda haya venido a casa para hablar con nosotros y con mi hijo, y también agradezco que el director del instituto nos haya llamado para solidarizarse. Pero nosotros no queremos hacer de esto un circo. Lo único que pretendemos es que todo esto no se quede al final en nada, que la Justicia, la Fiscalía, la Policía o las autoridades dispongan las medidas legales o administrativas que sean necesarias para que ningún otro niño tenga que pasar por lo que han pasado mi hijo y su amigo", subrayó Gisbert, indicando que "cualquiera que sea padre puede hacerse a la idea de lo mal que lo estamos pasando". Su esposa está de baja y le han recetado pastillas para dormir.