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Aún nadie se explica qué le pudo pasar por la cabeza el miércoles a Paco M. D. para que agrediera mortalmente a su prima, Gloria. D. Ll, que fue enterrada ayer. Amigos y conocidos no dan crédito a lo sucedido e insisten en que ambos, agresor y víctima, son miembros de una familia «muy unida».

Ni rencillas ni alcoholismo. Todos los allegados consultados por Levante-EMV aseguran que la relación entre Paco y Gloria era buena. «Se han criado juntos y estaban muy unidos. No me lo explico», comenta una de las amigas íntimas de Gloria. «Ella perdía siete vidas por su primo», declara otra de sus amigas, también perpleja de que el sexagenario asaltara el miércoles a su prima en plena calle en Benifaió y le pinchara en el cuello con una navaja, causándole la muerte.

Gloria era soltera y tenía 57 años. Conservaba un nutrido grupo de amigas a las que veía a diario. «Todavía pienso que va a entrar por la puerta», reconoce con lágrimas en los ojos una de sus amigas. Regenta una tienda de decoración muy cerca de la casa de Gloria, en la calle San Fernando. «Venía aquí todos los días», dice.

«Es una tragedia»

«Estaba en el mejor momento de su vida», asegura una de sus amigas íntimas. Acababa de encontrar trabajo tras una temporada en el paro, después de 30 años empleada en la planta de Lois en Benifaió y tan sólo llevaba dos años en su piso, acabado de reformar. Mientras se acondicionaba este apartamento, vivió «una temporada» en casa de su tía Paqui, en el número 3 de la calle Trullàs, donde residía su primo Paco. «No sabemos nada de que se llevara mal con ella. Siempre estaban unos en casa de los otros», afirma una de sus amigas.

«Es una tragedia, sobre todo para su tía». Paqui, de 86 años, «había criado a Gloria. La quería como una hija». Con ella vivía Paco, un hombre «bueno y tranquilo», dicen sus vecinos, que estaba delicado porque era diabético, pero que «no descuidaba la salud de su tía». En los últimos años trabajaba en el campo, después de que se le diera la invalidez tras trabajar en una empresa. «Tenía un campito y cada vez que cosechaba algo, nos lo traía», relata una vecina. Paco dedicaba su vida a cuidar las tierras, atender a su anciana tía y pasear a su perra que, según aseguran unos vecinos, no dejó de aullar el miércoles por la noche, cuando el animal se quedó sólo en la casa al ser detenido su amo.

«No puedo decir nada malo de él»

«Yo no puedo decir nada malo de él. ¿Ahora qué le pasará?», se preguntaba una vecina. Paco M. D. ingresó ayer en prisión tras prestar declaración ante el juez en Carlet. Permanecerá encarcelado mientras se instruye la causa abierta contra él por un delito de homicidio, en la que mantiene la condición de imputado. «No he visto nunca ni una botella de vino, ni de cerveza en su casa. Sólo agua», asegura una vecina muy unida a la familia. «Mi yerno almorzaba con él en el bar y sólo bebía medio vasito de vino o un quinto», añade. «Me quedé fría cuando me enteré. A mí me lo dicen antes y pongo la mano en el fuego de que no es verdad», sostiene. «Hasta anteayer [por el pasado miércoles], teníamos todos a Paco por una buena persona», concluye una vecina. t. j. benifaió