"¿Suicidarse? ¿Dejando a los niños solos? No, no nos lo creemos. Eso es mentira. A Enrique lo han matado... Estamos convencidos". Habla la familia de Enrique Ruiz, un agente de viajes de Requena cuyo cadáver fue encontrado ahorcado en un árbol en las afueras de la ciudad dominicana de Santiago (norte del país) el pasado martes.

Según las informaciones publicadas por la prensa local, que cita fuentes oficiales de la policía nacional en Santiago, el cuerpo de Enrique, que tenía 37 años, fue encontrado colgando de un árbol en la urbanización Jardines del Este, donde se encuentra el chalé que le había comprado a su mujer, Urany Custodio Almonte, de 23 años. A la hora en que fue encontrado el cuerpo, Enrique debía estar volando hacia España.

"La mujer de Enrique lo abandonó hace casi un año. Dijo que se iba a vender la casa de Santiago que él le había comprado y nunca más dio señales de vida. Lo dejó con los tres niños de ella y con el hijo que tienen en común y ya no volvió", explica el portavoz de la familia. "Desesperado, Enrique decidió viajar a la República Dominicana sin decirle nada a ella, en un intento por recuperarla y convencerla para que volviese con él y los niños", explica su cuñado.

El empresario tomó el avión hacia Santo Domingo el sábado pasado. Nadie sabe qué hablaron ni el acuerdo al que habían llegado. Lo único cierto es que "llamó el martes, hora española, a su padre y a su hermana. Al padre le pidió que fuese a buscarle a la T1 de Barajas el miércoles, a las once de la mañana". Pero ya no apareció.

Regresó de nuevo a Santiago

La única explicación recibida por la familia hasta ahora es que "sí llegó a ir al aeropuerto, porque las tasas están pagadas en el mostrador -tenía abierto el billete de vuelta-, pero no llegó a subir al avión. Por lo visto estuvieron esperando y esperando, y al ver que no llegaba, revisaron a ver si había tenido problemas en el control de documentación, pero nada". El vuelo partió finalmente hacia Madrid sin Enrique a bordo.

Horas después, su mujer llamó a la policía para informar de que "había encontrado su cadáver". A la familia le han contado que "cogió un taxi de vuelta a Santiago, que está a 200 kilómetros de Santo Domingo. Según ha declarado Urany a la policía, dice que cuando regresó, ella se fue a comprar bebidas y que cuando volvió a la casa, ya lo encontró muerto. No tiene ningún sentido. Lo que queremos es que se haga una investigación en condiciones y para ello estamos en contacto con el consulado español y con el juez que lleva el caso. En este momento, estamos pendientes de la repatriación, pero sobre todo del resultado de la autopsia. No nos creemos el suicidio y menos, como ha dicho ella, porque él tuviera deudas. Mentira también".

Un viaje al Caribe y cuatro años de relación

Enrique conoció a Urany hace cuatro años. Él realizó un "viaje de placer a la República Dominicana", según la familia, allí la conoció. La chica, pese a sus 19 años, ya era madre de dos niñas y un niño -la mayor, de 5 años-. "Enrique se enamoró por completo de ella", explica su cuñado y portavoz familiar. De hecho, en los meses siguientes, el empresario requenense realizó varios viajes a la sila caribeña. Cada vez estaba más convencido de que quería traerse a Urany y a los niños con él. "Mi cuñado era una bellísima persona y muy bien posicionada. Tenía la agencia de viajes, pisos y encima, en este tiempo, le había comprado a ella un coche y un chalé en su país. Y le ha mandado una auténtica fortuna en metálico. No se daba cuenta de que lo utilizaba, porque estaba enamorado".

Finalmente, Urany se vino a vivir con Enrique a Requena. Y ambos lograron reagrupar a los tres hijos de la mujer. Después, se quedó embarazada: la pareja iba a tener su primer hijo. Al poco de nacer, se casaron. Fue en noviembre pasado. "Pese a que acababa de tener al niño, la mujer dijo que se iba a su país para arreglar unos papeles y vender la casa. Pero era mentira. No regresó. Y su marido siguió enviándole dinero todo este tiempo para que no le faltase de nada. Y mira cómo ha terminado...", se lamenta el portavoz familiar. t. d. valencia