La Guardia Civil ha logrado desmantelar por completo la banda de sicarios que secuestró y torturó durante varios días a dos hombres en un piso de la Pobla de Farnals, uno de los cuales fue liberado por agentes del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de Valencia, tal como adelantó en exclusiva Levante-EMV esta semana.

Siete de los nueve arrestados en relación con esta trama ya han ingresado en prisión, donde cinco permanecen incomunicados por orden del juez de Instrucción número 1 de Picassent.

Además, el segundo secuestrado, al que la Guardia Civil buscaba tras la liberación del primero, ya ha sido encontrado y, según su testimonio, escapó de sus captores después de que éstos le dispararan con una arma de fuego larga en una pierna.

Tal como publicó este diario el pasado jueves, los agentes del EDOA comenzaron a investigar al saber que una banda de sicarios integrada por un grupo de personas originarias de varios países suramericanos había sido contratada para obligar a dos hombres -un español y un suramericano- a pagar cierta cantidad de dinero que un clan de narcos les reclamaba.

Los dos fueron llevados a un piso de la Pobla de Farnals, donde fueron encerrados por separado, amordazados y maniatados con bridas de plástico. Durante el cautiverio, los captores, que se iban turnando, los amenazaban con clavarles cuchillos de grandes dimensiones y los golpeaban una y otra vez.

Las torturas iban intercaladas con exigencias de dinero y con amenazas de causar daño también a su familia si no hacían efectivo el pago en el plazo estipulado.

Una de las víctimas, incluso recibió un disparo en una pierna, aunque realizada con munición menor. Aún así, el hombre pudo escapar de sus secuestradores, pero no acudió a denunciar, sino que se ocultó.

Así las cosas, cuando los investigadores localizaron por fin a parte de los captores comiendo en un restaurante, los detuvieron. Eso sucedía el viernes de la semana pasada, y permitió la liberación del otro secuestrado, un español. Así supieron que había una segunda víctima, de la que no había ni rastro, lo que hizo que se temiera por su vida.

Las pruebas, en el piso

El lunes, el juez decretó prisión incomunicada y sin fianza para los tres arrestados. Al día siguiente, los agentes localizaban y registraban el piso utilizado en los secuestros, donde había elementos que incriminan directamente a los detenidos con el cautiverio, según ha podido saber este diario. En ese momento, los investigadores apresaron a cuatro personas más, dos hombres y dos mujeres. Además, les intervinieron el arma de fuego larga, los cuchillos y otros efectos.

Y un día más tarde, capturaron a los dos últimos implicados en la trama. El jueves, nada más enterarse de que la Guardia Civil lo buscaba y de que los captores habían sido apresados, el otro secuestrado se presentó en la Comandancia de Valencia, acompañado de un abogado. Al igual que la primera víctima, tenía señales evidentes de las torturas y las vejaciones a las que habían sido sometidos ambos. Y, al igual que su compañero de penurias, fue llevado al hospital para recibir asistencia sanitaria y que los médicos expidieran el correspondiente parte de lesiones. Además, ambos serán examinados por forenses del Instituto de Medicina Legal de Valencia para valorar las heridas y las posibles secuelas.

Los últimos seis detenidos fueron entregados ayer al juez, quien dejó en libertad a las dos mujeres y ordenó prisión para los últimos cuatro hombres. A dos de ellos, los ha incomunicado, al igual que a los tres primeros arrestados.