«Hola. Soy de un pueblo de Valencia. He leído tu anuncio y quisiera saber si me harías un trabajito. El trabajo en cuestión sería dar un buen, pero buen escarmiento a cierta persona, ya me entiendes. Sería una mujer en cuestión. Quisiera saber cuánto me pedirías, y si hacemos un buen trato, quizá te pida otro favor. Gracias. Mi correo es...». Es el mensaje copiado literalmente de uno de los foros en los que se anunciaban los sicarios a sueldo que generaron la investigación que acabó con catorce detenidos, entre solicitantes y ofertantes de crímenes y palizas.

Según informó ayer Levante-EMV, el único detenido en Valencia llegó a pagar 4.000 euros a un supuesto sicario por darle un buen susto a su víctima. Pero no es el único caso. Ni siquiera el más escalofriante.

Un día después de que la Guardia Civil de Navarra emitiese la nota de prensa informando de la Operación Boel, comenzaron a conocerse los detalles de esta investigación. Así, uno de los tres menores detenidos en la operación policial sería un chico de 17 años, residente en Castelló, que con firme intención o sin ella se había ofrecido como asesino a sueldo a cambio de 10.000 euros.

A ellos se le suma un vecino de Rojales, en la Vega Baja alicantina, que contactó con el foro de internet para pedir que mataran a sus padres, según han informado a Europa Press fuentes cercanas al caso.

Ocho años colgado en internet

La comunidad "asesinos a sueldo", alojada en un servicio de grupos de MSN (propiedad de Microsoft) y que operaba desde Méjico, llevaba casi ocho años funcionando, desde 2003. Casi nadie la había tomado en serio, pese al escalofriante realismo de algunos de los mensajes. Sin embargo, a finales del verano de 2009, un pamplonés acudió a la Guardia Civil escandalizado e interpuso una denuncia. Fue el inicio de la Operación Boel.

De todos los detenidos, quien más lejos había llegado es una malagueña que contrató a un incipiente sicario gallego -camionero antes de la crisis- a través de un intermediario residente en Barcelona.

La mujer llegó a un acuerdo con el vecino de la Ciudad Condal, que la puso en contacto con el transportista de O Carballiño (Ourense), un padre de familia en paro que, a la vista de la numerosa clientela y las ofertas económicas leídas en el foro, había decidido en serio que iba a cambiar el volante por la pistola.

Los tres han terminado detenidos y el marido de la malagueña, vigilante de seguridad de profesión, se ha salvado porque el arma no llegó a tiempo al lugar donde el gallego debía ir a buscarla.