La brutal paliza que dos presuntos ladrones de cobre propinaron al tercer miembro de la banda y la huida de éste en busca de ayuda han hecho posible que la policía desarticulase este grupo, acusado, entre otros delitos, de dejar a oscuras la pista de Ademuz (CV-35) tras sustraer 1,2 kilómetros de cableado del alumbrado público.

La policía nacional había comenzado a investigar, en marzo pasado, una información según la cual una banda de ladrones de cobre estaba utilizando una alquería para pelar cable robado y almacenar el cobre antes de venderlo.

A mediados de mayo, agentes del Cuerpo Nacional de Policía localizaron un vehículo sospechoso. Cuando le dieron el alto, el conductor trató de atropellarlos. Luego, él y su acompañante escaparon. En el interior, encontraron 438 kilos de cable de cobre.

Dos días después, un hombre con lesiones en y golpes en los brazos y las piernas, que apenas podía tenerse en pie, pidió ayuda a un coche patrulla. Les contó que había escapado de una alquería donde sus compañeros de fechorías le habían retenido y golpeado durante dos días. La razón, la desaparición de los 438 kilos de cobre robado, ya que no le creyeron cuando contó que los había confiscado la policía. A partir de ahí, los agentes entraron en la alquería y detuvieron al resto de la banda. Además, encontraron restos de plástico correspondiente a más de tres toneladas de cable de cobre.