Cuando llega el buen tiempo y el antiguo cauce del Túria se llena de jóvenes que aprovechan para tomar el sol o parejas que se tumban en el césped para descansar acaramelados, también hacen acto de presencia los ladrones al descuido. De hecho, la Policía Local y la policía nacional han detectado en estas últimas semanas un considerable número de hurtos al descuido en esta zona verde de Valencia, concretamente entre dos y tres robos al día.

La técnica utilizada por los delincuentes es muy similar a la que emplean en las playas, según explicaron fuentes conocedoras de lo ocurrido. Primero observan a posibles víctimas propicias, principalmente chicas jóvenes que están tumbadas tomando el sol o parejas de novios.

Hábilmente se acercan a ellas reptando sin hacer movimientos bruscos para que no se percaten de su presencia, aprovechando que éstos estan medio adormilados o pendientes de otras cosas. Una vez situados junto a su presa colocan una toalla o otra prenda de forma disimulada sobre el bolso, el móvil o cualquier otra pertenencia de valor. En un rápido movimiento desaparecen llevándose consigo el botín.

Cuando la víctima se despierta de sus siesta o la pareja de novios se percata del robo, ya es demasiado tarde. Cámaras de fotos, bolsos, carteras y principalmente móviles, ésos son los botines preferidos por los delincuentes.

Este tipo de hurtos suelen producirse de noche o durante la hora de la siesta aprovechando la distracción de las víctimas.

La semana pasada el grupo de Goes de la Policía Local detuvo en el cauce del río Túria a uno de estos presuntos ladrones, a quien le incautaron cinco teléfonos móviles. Asimismo, se sospecha que los autores de dichos hurtos son ciudadanos de origen marroquí y algunos de ellos utilizan una bicicleta para huir, según los testimonios recabados.

Delatado por el tatuaje del toro de Osborne

La policía nacional ha detenido en el valenciano barrio de Velluters a un hombre de 32 años, de nacionalidad española, por cometer tres robos en un plazo de cinco días en los lograba su botín tras ejercer violencia física y amenazar a sus víctimas. Las tres "sirlas" que se le imputan se produjeron entre los días 19 y 23 de junio en las calles Roig de Corella, Túria y Ángel Guimerá. En todos los casos abordaba a sus víctimas con un objeto punzante después de haberles pedido un euro o un cigarro. El presunto ladrón fue identificado gracias a un tatuaje de un toro de Osborne que lucía en uno de sus antebrazos y que todas las víctimas incluyeron en sus denuncias dentro de la descripción del presunto agresor, que fue arrestado 48 horas después del último asalto cuando se encontraba en la calle Viana.