El hombre cuyo cadáver mutilado fue encontrado en la tarde-noche del pasado dos de agosto flotando en una playa de Cullera era de un magrebí que murió tras caer desde un acantilado de Manacor (Mallorca). El cuerpo -sólo apareció la parte inferior, desde el sacro y las primeras vértebras lumbares hasta los pies- fue identificado por la Guardia Civil de Valencia, que ya ha remitido las diligencias a la de Mallorca para que se haga cargo del caso.

La identificación, según ha podido saber Levante-EMV, ha sido posible gracias a una pequeña placa metálica que los forenses del Instituto de Medicina Legal de Valencia hallaron entre dos vértebras lumbares del cadáver. Tras la limpieza de la pequeña plancha de titanio, los forenses obtuvieron la numeración de serie, que trasladaron a la Guardia Civil de Valencia.

Tras una intensa investigación policial, los agentes lograron establecer qué empresa había fabricado la pieza. A partir de ahí, se reconstruyó el recorrido comercial de la placa y se averiguó que la placa formaba parte de una partida de prótesis adquiridas por un hospital público de la isla de Mallorca.

El centro hospitalario siguió el rastro del número de serie en sus historias clínicas y pudo determinar que le había sido insertada a un paciente de nacionalidad marroquí que había sido intervenido de una hernia discal.

Además, agentes del grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia ya habían solicitado a las comandancias y comisarías de Cataluña, Baleares y de toda la Comunitat Valenciana las denuncias de varones desaparecidos al menos cuatro meses antes del hallazgo del resto cadavérico. La franja temporal se basaba en el dictamen forense, que databa la muerte al menos cuatro meses antes de agosto dado el grado de putrefacción del cuerpo.

En el mar desde febrero

Las pesquisas policiales y el cotejo de las denuncias de desaparecidos acabaron dando sus frutos. Tras conocer la identidad del paciente intervenido por los traumatólogos en Mallorca, los investigadores valencianos comprobaron que la misma persona, un hombre marroquí de 35 años, figuraba como desaparecida desde el pasado mes de febrero.

Al parecer, la esposa había acudido a denunciar después de que su marido desapareciese con su coche. Días más tarde, la Guardia Civil de Manacor localizaba en una carretera próxima a un acantilado el vehículo del hombre, perfectamente cerrado y sin señales aparentes de robo ni de cualquier otro tipo de acto violento.

Pese a los rastreos en la zona, tanto en tierra como en el mar, la Guardia Civil de Mallorca no halló ni rastro del hombre. Medio año más tarde, parte de su cadáver aparecía en la orilla de la playa del Marenyet, en Cullera, adonde llegó arrastrado por las corrientes marinas. El resto del cadáver se presume que permanece en algún punto del mar o que ha sido devorado por la fauna marina.

Tras la resolución del caso, el juzgado de Sueca se inhibió en favor del de Manacor que ya investigaba la desaparición del hombre.