Seis armas de fuego, dos pistolas eléctricas y abundante munición. Ése era el contenido de un arsenal encontrado el viernes pasado en un campo de naranjos de Sellent durante los trabajos de adecuación del terreno. En principio, todo apunta a que se trata del armamento de una banda organizada que por alguna razón no regresó en su busca.

El hallazgo se produjo en la mañana del pasado viernes, cuando el trabajador que manejaba una excavadora en un campo de naranjos de Sellent extrajo de la tierra una bolsa de deporte. El hombre detuvo enseguida la máquina y bajó para ver de qué se trataba. Al abrirla, se topó con dos cajas de madera que contenían pistolas y revólveres y abundante munición.

Según ha podido saber Levante-EMV de fuentes de toda solvencia, se trata de dos revólveres, dos pistolas de fuego real -una de ellas, alemana, de 9 milímetros Parabellum, y la otra, una pistola antigua de fabricación rusa-, dos, de fogueo y dos pistolas eléctricas. Uno de los revólveres, del calibre 38, era el arma particular de un guardia civil destinado en el acuartelamiento de Almussafes que denunció en 2004 que se lo habían robado del interior de su taquilla, en el interior de las citadas dependencias policiales.

Alarmado, avisó enseguida al dueño del terreno, la persona que le había contratado para arrancar los árboles frutales -el campo llevaba años en situación de abandono-, y allanar la parcela.

El propietario, que al parecer había comprado la finca a un vecino de Sellent hace un año aunque en este tiempo todavía no había realizado ningún trabajo en el terreno, acudió enseguida y, tras corroborar lo que le había contado el trabajador, alertó a la Guardia Civil. Agentes de seguridad ciudadana se desplazaron inicialmente a la parcela, pero, al ver el contenido de las cajas, alertaron al equipo de Policía Judicial de Canals para que se hiciera cargo de la investigación.

Crimen organizado

Aunque de momento los investigadores todavía no han podido determinar el origen de las armas, se ha descartado que el arsenal guarde cualquier relación con una banda terrorista y todo apunta a que pertenece a un grupo organizado dedicado a la comisión de atracos.

A juzgar por el estado de deterioro de algunas de las armas -tenían manchas de óxido, según un testigo presencial del municipio-, éstas podrían llevar más de un año enterradas en el citado campo de naranjos. Algunas de las hipótesis que se barajan acerca de la razón por las que los delincuentes abandonaron un bien tan preciado es que la banda haya sido desarticulada en alguna operación policial y que quien fuera el responsable de conocer su ubicación esté en prisión, o bien que tuvieran que huir precipitadamente.

Investigan si han sido utilizadas en crímenes

Las cuatro armas de fuego real han sido enviadas al laboratorio central de criminalística de la Guardia Civil, con sede en Madrid, para someterlas a un estudio de balística con el fin de determinar si han sido empleadas en la comisión de algún delito grave. Se trata de averiguar si alguna de ellas ha sido utilizada para disparar en algún atraco o en algún tiroteo -con o sin víctimas- en los que después de la policía nacional o la Guardia Civil hayan recogido casquillos. Los estudios periciales de balística son determinantes porque cada arma dispara dejando unas marcas únicas en la vaina. Para realizar el estudio, se realiza un disparo con el arma intervenida y se realiza un cotejo entre el casquillo indubitado -el que acaba de expulsar el arma- y el encontrado en la escena del delito. En el examen bajo el microscopio, se comparan desde el punto de percusión en la base de la vaina hasta las huellas que haya podido dejar cada elemento implicado en el disparo desde que la bala entra en la recámara hasta que es expulsada.