Un encapuchado, armado con una pistola, entraba a las 15.30 horas de ayer en la panadería San Carlos de la calle Escalante del Port de Sagunt exigiendo la recaudación del día a la dependienta del establecimiento. "Sólo pedía dinero y volvía a gritar 'dame el dinero'", comentaba la cuñada de la afectada. Al ver que la dependienta se negaba, explicándole que no tenía, el individuo giró el peso del horno convencido de que bajo se encontraba la caja registradora.

Fue en ese instante cuando la hornera aprovechó que al ladrón se le había caído la mochila roja que llevaba, para coger una barra de pan de más de un kilo, fruto de un encargo del día, y pegarle con ella al agresor para intentar tirarle al suelo la pistola y evitar que pudiera herirla, según relató a Levante-EMV la propia afectada. "No sé cómo pude hacerlo, me dio por ahí, cogí lo primero que tuve a mi alcance. Yo sólo pensaba en tirarle la pistola", decía.

En ese momento, un cliente del horno, que había estado minutos antes en el despacho de pan y se había marchado a sacar dinero, entró en el establecimiento y la dependienta aprovechó para pedirle ayuda gritando "¡Juan, Juan llama a la policía!".

Los gritos y la petición de ayuda animaron al ladrón a disparar su pistola, cuyas balas de fogueo rozaron a la trabajadora, al tiempo que salió corriendo.

Tanto el cliente que acudió como otros vecinos de la zona, que alertados por los gritos se acercaron, salieron tras el ladrón, pero al final no lograron capturarlo.

Tras una llamada al 091 por parte de la hornera, acudieron al lugar de los hechos dos coches de la policía nacional, que intentaron dar con el ladrón sin que la búsqueda resultara fructífera.

Ante lo ocurrido, también se acercaron a la panadería agentes de la Policía Científica, que procedieron a tomar huellas por todo el establecimiento y se llevaron la bala de fogueo que rebotó en el chapado y finalmente cayó en un recipiente sin que ésta llegara a tocar el suelo.

Según la dependienta, el ladrón "no tenía mala pinta, no iba mal vestido, ni iba sucio, no parecía ser una persona de la calle y tampoco parecía muy profesional, ya que entró titubeando y muy inseguro, moviéndose de un lado para otro", añadía la afectada.