"Fue horrible. Nos despertamos y lo primero que vimos fue una llamarada". Son palabras de Yanina, una joven rumana que residía con su hermano y su novio en el piso de la calle Quart de Moncada que ardió por completo en la madrugada de ayer en un incendio originado posiblemente por un problema eléctrico y en el que hubo un herido grave, más de una decena de personas atendidas por intoxicación y 25 evacuados, la mayoría de los cuales pudo regresar a sus casas casi cuatro horas después.

La peor parte se la llevó el novio de Yanina, un hombre también de nacionalidad rumana, de 35 años, que sufrió quemaduras de segundo grado en un brazo y una mano, además de intoxicación por humo, al regresar a su habitación para rescatar a su novia y ayudarla a salir de la vivienda. Anoche, permanecía ingresado en la unidad de quemados del Hospital La Fe de Valencia.

Al parecer, fue este hombre el primero en darse cuenta del incendio, pasadas las doce y media de la madrugada de ayer. Según contó a los vecinos, "se levantó al escuchar algo y vio fuego en el salón". Tras sacar a su novia de la habitación y alertar al hermano de Yanina, que dormía en otra habitación, salieron los tres y fueron avisando al resto de los vecinos, al grito de "fuego".

El fuego se desató en la vivienda de la puerta 9, escalera A, en el segundo piso de la finca que ocupa el número 41 de la calle Quart, en Moncada. Muchos vecinos se dieron cuenta de lo que pasaba y salieron a la calle por su propio pie, pero otros, los de las viviendas del tercer y cuarto piso, o bien se quedaron atrapados en sus casas, o bien se refugiaron en la azotea, ya que la escalera se convirtió pronto en una trampa mortal, al actuar como una chimenea e inundarse de una intensa humareda.

Entre los que hubieron de ser rescatados se encuentran Joan Calero Plaza, un hombre de 40 años, y sus padres, de 79 y 77 años. Fue la madre quien despertó a Joan diciéndole "que había un terremoto". Era el estruendo del falso techo de escayola del piso en llamas, ubicado justo bajo su vivienda.

"Me levanté y me asomé al balcón. Me di cuenta de que era un incendio y cuando intenté abrir la puerta de la calle, ya había mucho humo. Intenté sacar a mis padres, pero la segunda vez que abrí, ya era imposible salir; estaba lleno de humo y no se podía respirar, así que coloqué una toalla mojada en la parte baja de la puerta y me metí dentro con mis padres. Mi padre está recién operado y apenas se puede mover, y mi madre sufre asma y ahora tiene bronquitis, así que era imposible sacarlos".

Así las cosas, Joan los acostó en el suelo del salón y les cubrió el rostro con toallas mojadas para que pudiesen respirar. Aún tuvieron que esperar 45 minutos a que los bomberos acudieron en su rescate. "Lo primero que hicieron fue apagar el incendio y después vinieron a sacarnos. Fue horroroso. La impotencia era absoluta. Yo estaba en contacto por teléfono con un bombero, pero aún así, la espera se nos hizo eterna". Anoche todavía no habían podido regresar a su casa "porque la tiene que revisar de nuevo el arquitecto municipal, para ver si el suelo es seguro".

Otros vecinos se quejaron, además, de la tardanza de los servicios médicos. "Tuvimos que esperar mucho rato hasta que llegó la primera ambulancia. Al final, casi todas las personas fuimos atendidas, e incluso algunos fueron llevados al hospital, porque tenían dificultades para respirar", explica una mujer.