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Violada hasta tres veces al día. La Audiencia Provincial acoge desde ayer el juicio contra un hombre acusado de abusar sexualmente de forma reiterada, desde los siete a los doce años, de la hija de su pareja, a la que supuestamente transmitió una enfermedad sexual por la que requiere tratamiento de por vida.

La vista oral en la Sección 10ª se alargará hasta el lunes y ayer declararon tanto la víctima como su madre, su hermano y otros testigos y agentes que intervinieron en el caso, que se destapó en 2010. Del mismo modo el acusado, de 33 años, nacionalidad ecuatoriana y para el que la Fiscalía pide quince años de prisión, negó ayer los abusos, afirmó que "ejercía de padrastro" y sólo reconoció que pegaba al hermano y "alguna vez" a la menor, según fuentes judiciales.

En cambio la niña, que ahora cuenta con catorce años, relató cómo el acusado empezó cuando tenía siete años con tocamientos en el pecho, nalgas y vagina, pasando a partir de agosto de 2008, ya con once años, a penetraciones vaginales y felaciones, asegurando que pasaba "mucho miedo", que la amedrentaba y amenazaba con no pagarle a su madre el tratamiento que requería, al padecer un cáncer de útero causado por la enfermedad -virus del papiloma humano- que ahora sufre la pequeña. Incluso le decía que su madre se iba a morir por el cáncer y que él se haría cargo de ella.

Estos abusos, según la calificación del Ministerio Fiscal, se produjeron siendo consciente el acusado de la posibilidad de contagiar a la menor la enfermedad que padecía su madre, con la que también mantenía relaciones, ya que se trata de una patología de transmisión sexual. La chica relató ayer que sólo empleó una caja de preservativos y que el resto de ocasiones no utilizó condón, con lo que el riesgo de transmisión de la enfermedad era muy elevado.

Se quedó la llave de la casa

Por ello se le imputa el haberle causado esta grave enfermedad, además de un delito continuado de violación. También relató que había días en los que era violada dos y hasta tres veces, aprovechando la ausencia de la madre.

Según explicó la niña, los abusos se alargaron incluso después de cesar la relación sentimental entre su madre y el supuesto agresor, ya que su progenitora mantuvo el contacto con él e incluso disponía de una llave para entrar en casa. Según la declaración de la niña y su hermano, dos años mayor que ella, la pareja de su madre pegaba al chico para que se fuera de casa y les dejara solos para poder abusar de ella. Esta situación duró hasta el 24 de marzo de 2010. La pequeña tenía doce años y el procesado, para poderse quedar a solas con ella en casa, le pegó un puñetazo al hermano, causándole una herida en un ojo y provocando finalmente la denuncia de los hechos por parte de la madre.

Del mismo modo los agentes del grupo de apoyo al menor de la Guardia Civil declararon que cuando asistieron a la pequeña y la exploraron su comportamiento y perfil coincidía plenamente con el de una víctima de abusos.

Hoy está previsto que declaren un perito forense, un ginecólogo, un médico patólogo y psicólogos, entre otros.