Conforme avanza la instrucción del caso de los crímenes de Castellar y se van desvelando algunas de las claves de lo ocurrido aquel 28 de octubre resulta todavía más complicado encontrar una respuesta a la mayor de las incógnitas, el móvil que llevó a José Francisco Planells a acabar con la vida de tres de sus vecinos, entre ellos un adolescente de 14 años.

Los informes del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Barcelona, a quien fueron remitidas las muestras de orina, saliva y cabello del acusado, prueban que el presunto asesino era consumidor habitual de cocaína pero no han permitido establecer que cantidad de dicha sustancia consumió el día de los hechos. Asimismo, también se ha encontrado un pequeño porcentaje de lidocaína, un anestésico local que suele ser utilizado para adulterar la droga.

Según ha podido saber este periódico, las muestras de cabello analizadas han revelado que el acusado consumió cocaína durante al menos los últimos tres meses anteriores a los asesinatos en un porcentaje de 16 nanogramos por miligramo, y en una cantidad similar en los distintos meses. Esto prueba que no era un consumidor ocasional como manifestó el acusado ante el juez, quien alegó que esa tarde esnifó un gramo de cocaína en el plazo de dos horas.

Las fuentes consultadas explicaron que estos parámetros, hallados teniendo en cuenta la velocidad de crecimiento del cabello, reflejan que el acusado es un consumidor de cocaína de nivel medio, entre 4 y 20 ng/mg al mes, pero no permiten establecer que cantidad de droga consumió el día de los hechos. Para ello hubiera sido necesario tomarle muestras de sangre en las horas posteriores a los crímenes, cosa que no se hizo.

Las muestras de saliva y orina prueban que «Parreta» sí que consumió cocaína, posiblemente adulterada con lidocaína, pero dichas pruebas tampoco resultan determinantes a la hora de probar si el acusado de tres asesinatos y dos más en grado de tentativa realmente consumió un gramo de coca y podía tener sus facultades alteradas cuando acabó a puñaladas con la vida de José Ramón, su hijo de 14 años y Carmen, de 78.

La muestra de sangre hubiera sido clave

«Los análisis toxicológicos de muestras de cabello permiten determinar una cronología del consumo de cocaína de una determinada persona por meses», explicaron fuentes expertas en conductas adictivas. «El cabello crece aproximadamente un centímetro al mes, por lo que con una muestra relativamente larga, de entre cuatro y seis centímetros, se puede saber si esa persona ha consumido cocaína durante los últimos seis meses», añadieron estas mismas fuentes.

En el caso del acusado de los crímenes de Castellar la concentración de cocaína en el último mes y medio y hace tres meses es la misma, 16 ng/mg, lo que indica que el consumo ha sido prácticamente el mismo a lo largo de los tres meses. Respecto a la muestra de orina, estas mismas fuentes señalaron que esto demuestra el consumo en los últimos tres días, pero hubiera sido conveniente tomarle una muestra en sangre tras su detención para saber cuánto consumió.