Luka Bojovic y sus acólitos decidieron acabar con la vida de Milan Jurisic, el miembro del grupo con el que después se dieron un festín caníbal, porque había empezado a flojear y les había amenazado con entregarse a la policía serbia, algo que pondría en peligro a todo el grupo.

Ésa parece ser la causa más probable del brutal asesinato, ya que ninguno de los presuntos implicados en los hechos ha querido declarar, salvo Sretko Kalinic, alias "la Bestia", que fue el primero en aceptar declarar tras su detención en junio de 2010 cuando estaba en Zagreb.

Además, según fuentes de toda solvencia consultadas por Levante-EMV, Jurisic se había vuelto un consumidor compulsivo de cocaína, lo cual le llevaba a gastar mucho dinero en droga y a llevar una vida de fiesta constante, algo que para Bojovic también significaba arriesgar su perfecta clandestinidad y, por ende, la de todo el clan Zemun en el exilio. Milan Jurisic "Jure" se había vuelto un peligro para la seguridad y la supervivencia del grupo, algo que un amante de la disciplina militar más dura como Luka Bojovic, criado al abrigo del mismísimo Zeljko Raznatovic "Arkan" en la primera guerra balcánica, no iba a permitir.

Kalinic ha acusado del crimen a Bojovic, aunque no se ha determinado quién fue finalmente el autor de los martillazos en el cráneo que acabaron con la vida de Jurisic a sus 34 años. Tampoco parece claro quién y cuándo decidió que iban a devorar buena parte del cadáver.

Inicialmente lo cortaron en pedazos, que luego descarnaron y pasaron por una trituradora de carne industrial. Según el macabro relato del asesinato que los agentes de la UDEV central encontraron el pasado 10 de febrero en el registro del piso alquilado por Bojovic en Valencia, y que sirvió para localizar los restos óseos de Jurisic en el río Manzanares, en Madrid, inicialmente dejaron la carne triturada unos días en el frigorífico.

Luego, la guisaron y se dieron un atracón. Cuando se hartaron, tiraron parte por el inodoro, pero como se acabó atascando, optaron por arrojar el resto, junto con los huesos fragmentados, al río Manzanares. Lo hicieron desde el puente de la Reina Victoria, bien lejos del piso que ocupaban en ese momento en Madrid, en el distrito de Ciudad Lineal.

El crimen, que al parecer tildan de "monstruoso" y "asqueroso" hasta los propios participantes según rezaría el manuscrito hallado en Valencia, es a juicio de los investigadores "el más salvaje de cuantos hemos visto o investigado en España en décadas".