Aunque todas las sospechas conducen a pensar que los restos óseos de cuyo hallazgo en Vallada informó el domingo en exclusiva Levante-EMV pertenecen a Michael Goodman, de 17 años, habrá que esperar a que el ADN confirme por completo la identificación. Para ello, la Comandancia de Valencia enviará al laboratorio central de criminalística de la Guardia Civil, en Madrid, algunos de los huesos hallados en la parte más alta de la Serra de l’Ombria, en Vallada, para que extraigan la secuencia genética y la comparen con la madre de Michael.

La Guardia Civil dispone del ADN de la madre desde mayo del año pasado, cuando la mujer se prestó a que analizaran su saliva para obtener su huella biológica, como aconseja el protocolo de personas desaparecidas. Agentes de Homicidios ya han comenzado a interrogar a los familiares de Mike, cuya desaparición se produjo en febrero, aunque la madre no la denunció hasta mayo porque el chico solía escaparse de vez en cuando, aunque siempre regresaba.

De momento, se desconoce cómo se produjo la muerte, ya que los forenses del Instituto de Medicina Legal aún no han comenzado el análisis de los restos óseos. De todos modos, el lugar donde estaba el cadáver, fuera de un camino cercano a su casa, y las ramas rotas que lo cubrían indican que alguien intentó ocultar el cuerpo deliberadamente.