«No podemos más, no podemos más». Nacho Jaquotot no se lo pensó dos veces. Este vecino de Valencia de 43 años de edad se lanzó al agua sin titubear cuando vio que dos niñas de unos 10 años se aguantaban, exhaustas, a flote a duras penas; la fuerte corriente las arrastraba mar adentro. «No pensé más que en sacarlas. Me tiré al mar y, cuando llegué a la altura de la primera, se me agarró al cuello y me hundió. Les dije que me dejaran que yo las cogía. No sé cómo lo hice, pero las saqué a las dos», relata Nacho en el espigón desde el que contempló la angustia de las chicas y desde el que se lanzó a un mar muy picado para salvarles la vida.

Ocurrió el pasado martes, alrededor de las 18 horas. Nacho, que está de vacaciones y acude a menudo a un apartamento que unos amigos tienen en la playa de les Marines, en Dénia, estaba en ese momento, providencialmente, pescando en la escollera de piedra. En este tramo de les Marines (en concreto esta playa es la de les Deveses), no hay socorristas. Unos cien metros al sur y otros tantos al norte sí hay puestos de vigilancia, pero esta franja litoral es algo así como un punto ciego.

«El mar las iba alejando»

Esa tarde no había mucha gente en la playa. La bandera amarilla disuadió a los bañistas. «Me sorprendió ver a dos personas que nadaban delante y otras dos detrás. Estaban a unos 20 metros de donde yo me encontraba. Esas dos últimas eran las dos niñas. Gritaron que ya no podían más mientras el mar las iba alejando», recuerda Nacho.

«Desde luego que si en ese momento dudo y a las chicas les pasa algo, me tiro de un tercer piso». Admite que no valoró el peligro, ni siquiera cuando alcanzó a la primera niña y ésta, desesperada, lo sumergió al agarrarlo del cuello. Eso sí, tuvo la precaución de avisar a otro pescador antes de lanzarse al agua.

Recuerda perfectamente ese impulso heroico de lanzarse al rescate de las niñas, pero luego todo se vuelve un poco borroso. «La verdad es que no sé como las saqué. Sé que les dije que yo las cogía y las llevaba hasta el espigón y así lo hice, pero no sé muy bien cómo».

Las dos personas que nadaban delante de las jóvenes eran sus padres. También estaban a merced del oleaje. Lograron a du­ras penas alcanzar el espigón en su parte final. La madre sufrió heridas. «Sangraba por la boca y por una pierna. Creo que se rompió dos dientes», indica Nacho.

Los padres le dieron las gracias por haber salvado la vida a sus hijas. Ellos estaban también agotados. Si este vecino de Valencia no llega a ayudarles, ese baño imprudente hubiera acabado en tragedia. «Si ellos intentan rescatarlas, se ahogan los cuatro», afirma Nacho, consciente de que contra la fuerza de las corrientes del mar es imposible luchar.

En estado de shock

Ya en tierra, mientras una de las niñas lloraba sin parar, la otra no reaccionaba, estaba en estado de shock. Cuando vieron que sus padres habían logrado salvarse, se tranquilizaron un poco. Toda la familia, tras agradecer a Nacho que salvara a las chicas, se marchó. «Ya no he sabido nada más de ellos. Supongo que irían al hospital, porque la madre estaba herida».

Nacho rememoró con Levante-EMV el rescate desde la misma escollera desde la que se lanzó al mar para auxiliar a las niñas. Sabe que es una familia de origen latinoamericano, pero nada más. «No pensé en el peligro. Fue una reacción instintiva. Me arañé con las piedras, pero en ese momento no notas nada. Y saqué fuerzas de donde no tenía. Pero pude salvar a las niñas y eso vale por todo.»