Tras cuatro días de intensa investigación por parte de la Guardia Civil, dos jóvenes, de 23 y 19 años respectivamente, han sido detenidos en Antella acusados de golpear, maniatar y robar a Genaro R., un hombre de 78 años, en su propia casa y de huir con un botín de casi 2.000 euros, dejándolo malherido en el suelo.

Pese al esfuerzo llevado a cabo por las autoridades, que en apenas unos días han reunido las pruebas suficientes para identificar a dos de los agresores, los vecinos de la localidad no están tranquilos, ya que el anciano aseguró que los asaltantes eran tres jóvenes muy violentos. "Genaro contó que iban con crestas y peinados extravagantes y que llevaban botas militares", cuenta una vecina del municipio. Otra mujer asegura que los detenidos no vivían en el pueblo pero que lo conocían muy bien por lo que "tienen que tener amigos por aquí" y hace hincapié en que aún no han detenido al tercer agresor.

"Todos los vecinos tenemos miedo", explica la mujer ya que Antella es un pueblo "muy tranquilo y encantador en el que nunca había pasado nada y un suceso tan grave como éste sorprende y asusta". "Muchos vecinos hemos pensado en reforzar la seguridad aunque aún estamos un poco conmocionados", añade, ya que para esta mujer, que lleva toda la vida en la localidad, un acto de este tipo "era impensable en un pueblo tan idílico".

Los hechos se produjeron el pasado 20 de agosto cuando tres jóvenes entraron en la vivienda de Genaro, un anciano de 78 años, situada en la calle Molí de Antella. La intención de éstos era robar en la casa mientras su morador se encontraba fuera.

Al parecer los detenidos conocían la rutina del septuagenario, que salía todos los días a las nueve de la mañana a comprar el pan, y aprovecharon esta circunstancia para entrar en el domicilio a hacerse con todo el dinero y los objetos de valor, muchos de los cuales el hombre guardaba bajo llave. Pero Genaro volvió a casa antes de lo previsto y se encontró frente a frente con los ladrones, quienes al verle empezaron a darle fuertes golpes en la cabeza y le obligaron a abrir la caja en la que guardaba sus objetos de valor. Asimismo le ataron y amordazaron para luego huir con un botín cercano a los 2.000 euros, dejándolo muy malherido y abandonado en el suelo.