"Me tenía como si fuera su criado y si no hacía bien la faena me tiraba agua hirviendo o me pegaba con palos". Así describe el joven, que ahora tiene 20 años, algunas de las supuestas vejaciones que sufrió desde los quince tras ser acogido en la casa de un hombre, vecino de Sueca, acusado de abusar sexualmente de él y obligarle a prostituirse durante algo más de dos años. "Lo tengo todo aquí metido, no he ido a ningún psicólogo y me lo estoy aguantando aquí dentro", se derrumbó el muchacho cuando la fiscal le interrogó sobre los abusos a los que presuntamente le sometió el acusado.

"Decía que yo era su pareja y que conmigo hacía lo que le diera la gana. Era todos los días lo mismo", aseguró la víctima durante el juicio celebrado ayer en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia. "Hombres mayores llamaban a su teléfono para acostarse conmigo y el dinero se lo quedaba él", explicó el joven, quien en más de una ocasión intentó escapar aunque luego las represalias eran mayores. "Venía a buscarme o mandaba a alguien y luego me pegaba por haberme escapado", recuerda.

Además, el joven explicó que su presunto captor lo encerraba bajo llave en una habitación y que le racionaba la comida. "Me decía que comiera poco, que la quería para él", apuntó.

Por su parte, el acusado, de 36 años, negó haber abusado del menor y que lo tuviera en su casa como si fuera su esclavo. Además, insistió en que no lo tenía encerrado, aunque reconoce que solo él tenía la llave de la casa. Incluso aseguró desconocer que éste ejerciera la prostitución en su propio domicilio, pese a que el número de su teléfono móvil figuraba en el anuncio de internet donde se ofrecían los servicios sexuales del adolescente. "Recibí un par de llamadas preguntando por un tal Raúl pero les decía que yo no era y colgaba", trató de explicar el acusado, quien optó por inculpar a su supuesta expareja asegurando que era él quien utilizaba en ocasiones el móvil. Del mismo modo negó ser el autor de las fotografías y el vídeo que la Guardia Civil halló en su terminal, en una de las cuales se veía al menor realizando una felación a un hombre. "Yo tenía pareja, ¿para qué iba a querer hacer eso?", alegó el acusado.

Cuando los magistrados de la sala le insistieron en quien si no él podía haber tomado dichas imágenes y si no eran de él por qué no las había borrado, el imputado volvió a acusar a su excompañero, un joven que en la actualidad apenas tiene 23 años. "Yo las quería borrar y tuve mis rifirrafes con él por eso", aseguró.

Respecto a los motivos por los que se llevó a vivir a su casa al menor, el acusado explicó que se lo presentó su excompañero y que sólo estuvo viviendo con ellos una temporada en Carcaixent y Xàtiva, pero no en Sueca. "Cuando vivíamos en Sueca él sólo venía a ducharse y cambiarse porque no tenía donde ir", apuntó.

Además, esta práctica de recoger a gente de la calle y darles alojamiento en su domicilio era algo relativamente normal para el acusado, quien también acogió a un hombre alcohólico al que le iban a operar de la pierna y a una familia portuguesa, con tres hijos de 8, 15 y 18 años, que malvivía en un coche. Fue precisamente esta familia la que destapó los supuestos abusos y convenció al menor para que denunciara los hechos después de dos años de vejaciones.

El acusado sostiene que esta denuncia responde a una venganza por parte de estas personas después de que en julio de 2010 los echara de su casa de Xàtiva tras acusarles de la desaparición de 150 euros. "Me dijeron que si los echaba me iban a hundir la vida. Encima que les hago un favor y están viviendo gratis en mi casa durante tres semanas", se lamentó.

"Intentó lo mismo conmigo"

Un testigo, que ahora tiene 23 años, y que también estuvo viviendo en la casa del acusado y coincidió con la víctima entre marzo de 2008 y julio de 2010, aseguró ayer durante el juicio que el imputado "intentó lo mismo" con él, "pero mi carácter es más fuerte y no le dejé". "Es una persona que no te cobra el alquiler pero que luego te lo hace pagar con intereses", afirmó refiriéndose a los abusos y dejando caer que a él también le introdujo en el mundo de la prostitución.

Esta persona, que el acusado asegura que fue su pareja durante años, relató algunas de las vejaciones que presenció hacia la víctima. "Le puso un cuchillo ardiendo en el cuello", recordó. "Todos los días cocinaba para él y sólo podía comerse lo que sobraba", apuntó. "Lo trataba como la mascota de la casa. Hablaba de él como si fuera un muñeco", asegura el joven. Incluso se quejaba "de lo caras que eran las gasas que utilizaba para sanarse de las lesiones que él mismo le había causado".