Los familiares de José Luis M. A., el joven camionero de Oliva fallecido el sábado en el aeropuerto de Ciampino, en Roma, han reconocido el cadáver y esperan en la capital italiana a que se le practique la autopsia para aclarar las causas de su muerte.

Así lo aseguró ayer Damián González Peiró, uno de los familiares del malogrado transportista, quien añadió que el joven, que tenía 25 años, llegó a Roma conduciendo un camión de mercancías y que, tras discutir con su compañero de ruta, decidió regresar a España.

Este periódico pudo hablar ayer con varios trabajadores de la empresa de transportes olivense, quienes explicaron que José Luis viajaba como segundo chófer del camión, lo que en el argot profesional se conoce como un «tironero», y que tras la discusión con el otro profesional tuvo que buscarse la vida para regresar a España desde Roma.

Responsables de la empresa de transportes declinaron explicar si intervinieron para mediar en esa discusión e intentar solucionar el conflicto para que los dos trabajadores pudieran al menos concluir su trayecto y regresar juntos a Oliva, como estaba previsto.

Según Damián González, el joven fallecido tenía pareja y era padre de un bebé de solo siete meses de edad. «No estaba en Italia de mochilero, estaba trabajando, discutió con su compañero y nos pidió que le compráramos un billete de regreso», señaló González en declaraciones a la agencia Efe.

Según su versión, el billete aéreo no tenía como destino el aeropuerto de Barcelona, como se había informado en un primer momento, sino que era para un vuelo hacia Madrid que salía hacia las nueve de la mañana del sábado.

Junto a Damián, también se han trasladado a Roma el padre del chico y el de su compañera, quienes han reconocido el cadáver y esperan los resultados de la autopsia que deberán realizar las autoridades judiciales italianas. A partir de ese momento esperan que el cuerpo pueda repatriarse a España.

El jefe de la Policía de Fronteras del aeropuerto Ciampino de Roma, Antonio Del Greco, explicó a Efe que sobre las siete de la mañana del sábado el joven «se saltó el control de embarque y corrió por la pista hacia un avión de Ryanair que estaba embarcando a los pasajeros en un vuelo a Bari, en el sur de Italia». De acuerdo con su versión, José Luis consiguió llegar a la escalerilla, pero los asistentes de vuelo no le dejaron pasar al explicarle que la aeronave tenía como destino la ciudad italiana de Bari y él no tenía la tarjeta de embarque para ese vuelo, ya que su destino era España.

Tras la negativa del personal del avión a dejarle entrar, el joven se agarró a la barandilla de la escalera y se negó a bajar, por lo que los asistentes llamaron a la policía del aeropuerto.

De acuerdo con la reconstrucción ofrecida por el agente Del Greco, la policía del aeropuerto romano consiguió bajarle de la escalerilla, pero el chico «se encontraba muy alterado» y con un comportamiento «violento», por lo que se decidió que acudiese una ambulancia.

Los médicos le inyectaron un sedante y le colocaron en una camilla, pero poco después, en la misma pista, el joven perdió el conocimiento y murió, a pesar de que intentaron varias veces reanimarle. Fuentes diplomáticas españolas en Italia indicaron ayer que, a la espera del resultado de la autopsia, se especula con la posibilidad de que el joven olivense sufriera un infarto.

«Se dicen muchas mentiras»

El medio del enorme dolor causado por este desgraciado suceso, Levante-EMV pudo hablar anoche con varios de sus familiares que se encontraban en Oliva. De momento, han declinado realizar cualquier tipo de declaración hasta que dispongan de más datos sobre lo ocurrido, pero sí aseguraron que «se han publicado muchas mentiras» sobre las circunstancias que han rodeado la muerte de José Luis.