"Toda la vida trabajando como burros para que luego un banco se quede con todos tus ahorros. Eso vuelve loco a cualquiera", se lamentaban los padres del policía local detenido por acuchillar al exdirector de una sucursal de Bankia el pasado domingo en la vivienda de éste, en Pinedo. "Siento lo que mi hijo le ha hecho y le pido perdón por ello, pero no quiero saber nada de esta persona nunca más, nos ha amargado la vida", reconoce Julio, padre del arrestado.

"Depositamos nuestra confianza en este sinvergüenza por ser de la familia y nos ha robado 371.000 euros", asegura Julio haciendo referencia al dinero que han perdido en participaciones preferentes su hijo y su nuera (92.000 euros), su mujer (75.000 euros de una herencia), su madre de 93 años (88.000 euros) y él mismo (116.000 euros).

Julio y Maruja están destrozados por todo lo ocurrido y por cómo el engaño de las "malditas preferentes" ha llevado a su hijo a la locura. "Desde que descubrió que nos habían estafado con las preferentes estaba obsesionado con Germán, no dejaba de buscar en internet sobre el tema y ya no dormía por las noches", relata entre lágrimas la madre del policía. "Mi hijo no es ningún delincuente, nunca ha tenido problemas con nadie y no tenía ningún vicio", asevera la mujer.

Para tratar de entender lo acontecido el pasado domingo por la tarde en una casa de huerta de La Punta, donde Julio M. T., de 38 años, intentó matar a cuchilladas a un prejubilado de Bankia, cabe remontarse a años atrás, cuando la familia del presunto agresor depositó todos sus ahorros en manos de un banquero primo lejano de la madre del policía. "Su madre y mi madre eran primas hermanas. Me daba lástima porque su padre faltó en un accidente de moto cuando él era pequeño y siempre le llevábamos las libretas a los bancos donde trabajaba. Para que se llevara otro la comisión que se lo llevara él, que era de la familia", argumenta Maruja.

Pensaban que era un plazo fijo

Fue así como las cuentas bancarias de esta familia fueron de una sucursal a otra, de Castellar a Mislata y finalmente a Paterna, dependiendo del lugar en el que el ahora agredido estuviera como director. "Nosotros no sabíamos que teníamos preferentes, ni siquiera sabíamos qué era eso hasta que nuestro hijo se dio cuenta", aseguran. "Yo no discuto que hayamos firmado esos papeles pero pensábamos que era un plazo fijo", reconoce Julio. "Nos llamaba para que fuéramos a firmar y nos fiamos de él", confiesa Maruja, quien desconocía totalmente, al igual que su marido, que el dinero de la herencia de su madre, 75.000 euros, estuviera invertido en preferentes.

Sobre la mesa del comedor el matrimonio mostraba los documentos de inversiones y las cuentas de Bankia en los que se apreciaban las cantidades depositadas en preferentes y que hoy en día han perdido prácticamente todo su valor. Por un lado los 75.000 euros de la herencia y por otro 100.000 euros que tenía ahorrados Julio de todos sus años como trabajador en una droguería, y 16.000 euros más que tenía en subordinadas, otra de las emisiones de Bankia con la que ha enganchado a cientos de clientes. Incluso a la abuela paterna del policía, que falleció a los 93 años el pasado mes de diciembre, le vendió un paquete de 88.000 euros en subordinadas.

A todas estas cantidades se suman los cerca de 92.000 euros que perdió el propio agente arrestado, casado y padre de un hijo de cinco años, y que hasta ese momento siempre había tenido un comportamiento excepcional, según coinciden todos los que le conocían de sus años como policía en Llíria, Casinos, Aldaia, Xirivella y Valencia.

Fue precisamente Julio M. T. quien se percató de que todos los ahorros de su familia estaban invertidos en preferentes y subordinadas cuando comenzó a ver las noticias referentes a otros estafados. "Mi hijo empezó a mirar en internet y nos dijo que creía que Germán nos había metido todo el dinero ahí y que no lo podríamos sacar", recuerda Maruja.

De hecho, Julio acudió al banco para intentar comprarse un apartamento con el dinero que tenía ahorrado y en la sucursal le dijeron que no podía. "Le decía que no sacara el dinero, que en Bankia siempre habría muchas oportunidades", le trataban de engatusar sin decirle todavía la realidad de en qué consistían las preferentes.

Cuando se dieron cuenta de que habían sido estafados, los padres de Julio intentaron ponerse en contacto con su familiar, que se había prejubilado, pero cuando le llamaban éste no les cogía el teléfono o bien decía que se iba de viaje y que no les podía atender. "Yo lo he citado varias veces y no se ha presentado". "No hay derecho de lo que nos ha hecho, le dábamos cajones de naranjas y le invitaba a almorzar y luego te lo paga así", criticó Julio.

"Mi hijo ha acabado desquiciado"

"Desde entonces mi chiquillo ha ido perdiendo la cabeza, se ha ido calentado, hasta que ha acabado desquiciado", asevera su padre. "Yo sé que lo que ha hecho mi hijo no está bien pero lo que nos ha hecho Bankia tampoco está bien", afirma con rotundidad.

El verano pasado Julio comenzó a tener problemas psiquiátricos producto de esta desesperación. "Pensaba que le iban a quitar la casa y que no iba a poder pagar la luz y el agua aunque no tenía problemas económicos", reconocen sus familiares. "Éste de mi no se va reir, tengo que ir a buscarlo", advertía Julio sobre sus intenciones. Sus padres le aconsejaban que no era esa la solución y que si se le cruzaba por la calle le girara la cabeza. Por desgracia no les hizo caso. Su víctima sigue todavía ingresada en el Hospital La Fe de Valencia.