Los peritos citados por la acusación particular en el caso Bretón, en concreto, los ingenieros Luis Enrique Hellín y César Serrano, confirmaron ayer durante el juicio contra el presunto asesino de sus dos hijos de 2 y 6 años, que alguien había borrado más de medio centenar de llamadas de su teléfono móvil tras los hechos. Detallaron que aquél 8 de octubre, a las 12.57 horas, Bretón estaba en la zona de la casa de su hermana Catalina, luego llegaron los niños a la casa de los abuelos (13.12 horas) y poco después, a las 13.32 horas, se desconectó el programa del teléfono que permite su localización geográfica vía GPS, si bien, a las 13.48 horas hizo una llamada infructuosa a Ruth en la zona de Las Quemadas y luego apagó o se desconectó el móvil.

Bretón volvió a conectarlo a las 17.49 horas, en la zona de Carlos III y a las 18.05 horas ya había aparcado junto al Parque Cruz Conde, según un mensaje vía «whatsapp» que Bretón envió a su hermano, diciéndole que estaba en la Ciudad de los Niños.

Después, a las 18.17 horas Bretón llamó a su hermano para decirle que había perdido a los niños y a las 18.19 horas entró en la Ciudad de los Niños, según muestran las imágenes de la cámara allí situada. Finalmente, llamó al 112 a las 18.40 horas, de cuatro minutos de duración, para avisar de la pérdida de sus hijos y guardó una foto del registro de la llamada al 112.

El 17 de octubre, tras su detención, la Policía hizo una primera copia de los datos visibles de la memoria del móvil de Bretón, para comprobar todas las llamadas y mensajes habidos. Estos comprobaron que se habían producido 290 llamadas (entrantes, salientes y perdidas), con 32 borradas, entre el 30 de septiembre y el 10 de octubre. Sin embargo, Bretón u otra persona guardó fotografías del registro de algunas llamadas efectuadas y borradas.

Luego se hizo un nuevo volcado de la memoria completa, que permitía ver incluso elementos que se hubieran borrado por el usuario, y que permitió comprobar que alguien había borrado más de medio centenar de llamadas con un programa de ordenador, para lo que, afirman, se requerían conocimientos informáticos avanzados.