La Guardia Civil ha abierto una investigación para determinar si una niña de cuatro meses y medio fallecida ayer en la UCI pediátrica de La Fe ha muerto como consecuencia de un posible caso de malos tratos. La niña había ingresado en ese centro hospitalario a principios de esta semana, en estado crítico, tras ser enviada desde el Hospital de la Ribera. Los padres están siendo interrogados por agentes del instituto armado.

La pequeña ingresó en La Fe en estado de coma a principios de esta semana, después de que los médicos del hospital de Alzira aconsejasen su traslado dado su estado de extrema gravedad. Fueron precisamente los neurólogos infantiles de La Fe quienes dieron la voz de alarma, cuando detectaron lesiones cerebrales que no casaban con las explicaciones facilitadas por los padres, una pareja muy joven —rondan ambos la veintena de años— que reside en un municipio de la Ribera. Según la versión de los padres, éstos encontraron a la pequeña sin signos vitales en la cuna cuando fueron a cogerla para darle el biberón, hecho que atribuyeron a una muerte súbita. Al llegar al hospital de la Ribera, el bebé pudo ser reanimado y fue trasladado de urgencia a La Fe, donde fue ingresada en la UCI de Pediatría.

A lo largo de casi tres días, el personal de esa unidad ha tratado de salvar a la pequeña, pero su estado se fue deteriorando cada vez más, hasta que ayer por la mañana se produjo su muerte cerebral. Los médicos dieron cuenta del fallecimiento y de sus sospechas al Juzgado de Instrucción número 7, que ayer estaba en funciones de guardia, y pidieron permiso para poder extraer sus órganos para que pudieran ser trasplantados a otros menores.

De hecho, los médicos de La Fe mantuvieron a la niña con vida artificialmente hasta conocer la resolución del juez, quien consultó con el forense ante la posibilidad de que la extracción de órganos pudiese alterar, o incluso impedir, una autopsia clarificadora a la hora de conocer el origen de las lesiones y determinar si hubo o no maltrato.

Según la sospecha de los neurólogos, la niña pudo haber sido sacudida, ya que los daños cerebrales detectados en las distintas pruebas diagnósticas son compatibles con el llamado síndrome del zarandeo —el cerebro del bebé se golpea contra las paredes del cráneo al ser sometido a un vaivén violento—.

Finalmente, el juez autorizó la donación después de que el forense de guardia determinase que el resto de órganos no eran necesarios para determinar si el zarandeo fue o no el desencadenante de las lesiones.