Pablo Darío Ibáñez Cano es el presidente de la Asociación Profesional de Criminólogos de la Comunitat Valenciana, cuya misión es potenciar la figura del criminólogo en sus distintos ámbitos. Para ello se ha venido impulsando desde años atrás un ambicioso proyecto que ha permitido este mismo año el nacimiento del Colegio Oficial de Criminología, el primero de este tipo en España. Este puede ser el acontecimiento que provoque un mayor reconocimiento por parte de los ciudadanos hacia este sector profesional.

¿En qué consiste el trabajo de un criminólogo?

Está por ver porque todavía no existe en la administración el trabajo especifico de criminólogo. Sin embargo sí que estamos capacitados para abarcar amplios registros, sobre todo en lo que tenga que ver con el contenido multidisciplinar de estos estudios, básicamente fuerzas y cuerpos de seguridad, administración de Justicia, instituciones penitenciarias, en general, todo lo que tenga que ver con el delito, la víctima y el victimario.

¿Cree que quizás no se le dé demasiada importancia al papel que realiza la criminología?

El problema en España es que la criminología como licenciatura, como estudios oficiales, es bastante reciente, se remonta a 2003, y todavía no ha habido tiempo para que se implante de una manera oficial. En el mundo anglosajón esto está mucho más desarrollado, el criminólogo es una figura reconocida, de prestigio. Incluso en el FBI para determinados puestos de investigador es imprescindible tener el título en criminología. En nuestro país está por ver hasta dónde vamos a poder llegar. Obviamente el criminólogo tiene mucho que decir a este respecto, ya que ahora mismo nadie está haciendo uso de esta figura.

¿Le sorprende que en 2013 todavía no existiera un centro encargado de colegiar a estos profesionales en criminología?

Sí, me sorprende en parte, ya que los estudios como títulos propios de las universidades se remontan a principios de los 80, con lo cual es sorprendente que hasta ahora no hayamos tenido una titulación oficial. No obstante no me sorprende en el sentido de que al no conocerse esta figura no se ha dado lugar a que el criminólogo demuestre todo lo que puede hacer por la sociedad, que es mucho más de los que nos pensamos.

¿Cuáles han sido las principales dificultades para llevar a cabo el proyecto?

El principal problema ocurrió en 2009 cuando debido a la transposición de una directiva comunitaria sobre liberalización de servicios profesionales. El gobierno aprobó las leyes «Paraguas» y «Omnibus» y esto paralizó el proyecto, ya que la tendencia en Europa es liberalizar los sectores profesionales, con lo cual incluir colegiaciones obligatorias va en contra de esta directiva europea. Esto ha retrasado bastante la creación del colegio que prácticamente ha tardado cinco años.

¿Siente que todo esto puede ser un ejemplo para otras profesiones?

Puede serlo, lo que ocurre es que no conozco tantas profesiones cuya situación de olvido sea tan flagrante como el de la criminología. Una de las cosas que ocurren es que muchísimos de estos criminólogos no ejercen como tales. Es decir, hay muchos policías, psicólogos, juristas que son criminólogos, pero estos acceden a su puesto de trabajo como policías, psicólogos y juristas, nunca como profesionales en criminología. Puede ser que para otros colegios sirva de motivación aunque si tenemos en cuenta los tiempos que está sufriendo nuestro país, la colegiación es complicada, ya que es difícil que una persona se gaste el dinero en un futuro incierto. Aquí no sabemos cuando vamos a trabajar. De hecho los abogados no tienen costumbre de pedirnos informes criminológicos, así que tenemos que generar nosotros esa necesidad.